Chapotearon y dieron sus primeras brazadas en las piscinas de Zubikoa cuando eran niños. Se han sumergido en sus aguas y recorrido su largo en infinidad de ocasiones. Son distintas generaciones de nadadores y nadadoras, y un alma máter, Xabier Infante Artza, que apuran sus últimas horas en la que ha sido su segunda casa durante años. Les invade una mezcla de sentimientos. De "cierta pena", por decir adiós al recinto acuático del polideportivo oñatiarra, en cuyas cuatro paredes han entrenado duro y compartido multitud de experiencias. Y de ilusión. Miran con ganas a las nuevas instalaciones que, si todo marcha bien, estarán listas para primeros de 2021.

Con 35 años a sus espaldas -se inauguró el 1 de julio de 1984-, la piscina de Zubikoa echa el próximo martes la persiana. En la bienvenida a 2020 se iniciará el grueso de las obras de ampliación y reforma del polideportivo que arrancaron en agosto, y que con la entrada del nuevo año desembarcarán en el edificio principal.

"¿Sabéis cuántos largos he hecho en esta piscina desde los 12 años?". "Muchísimos", se responde a sí mismo Unai Pedregal. Sin apartar la mirada de las aguas en las que se ha zambullido tantas veces, este oñatiarra recuerda que al poco de aprender a nadar se enroló en la sección de natación del Aloña Mendi, que capitaneada por Artza inició su rodaje en 1985. "Durante un año entrenamos y después dimos el salto a las competiciones", relata Pedregal, que en aquella época, hasta cumplir la mayoría de edad, agregó a su palmarés cinco medallas cosechadas en los Campeonatos de España.

El más veterano de los nadadores que protagonizan este reportaje rememora con cariño los inicios de su aventura acuática. También lo hace Aratz Losada. "Compaginaba el fútbol con la natación. Este último deporte requiere mucha disciplina. Empezar con los entrenamientos a las seis de la mañana era durísimo, pero me ha enseñado muchos valores esenciales en la vida", recalca Losada.

Afloran los recuerdos y las anécdotas. "Así, a bote pronto, me viene a la cabeza el día en que Artza nos mandó a la calle poco después de comenzar a entrenar, porque no estábamos rindiendo como quería. Era invierno y hacía frío", cuenta Losada. "Esa actitud de exigencia, sin embargo, me ha aportado valores -reitera-. Él es el primer ejemplo; durante más de treinta años ha estado al pie del cañón, no ha fallado".

Losada, que hasta los 16 años fue integrante de la sección del Aloña, insiste en "las numerosas horas" que han pasado en la piscina. "Da un poco de pena", reconoce. "Pero la obra que se va a ejecutar es muy necesaria. El recinto se ha quedado pequeño y el problema se ha ido acentuando. No responde a la demanda de un pueblo con tradición de nadar", añade Pedregal, que ha inculcado a su hijo la pasión por este deporte.

objetivo conseguido Quien se conoce como la palma de su mano las instalaciones acuáticas de Zubikoa es Xabier Infante. De hecho, las estrenó. "Estoy aquí desde los comienzos, al igual que Manolo Irazabal (el administrativo del polideportivo). Han sido años muy bonitos, en los que ha habido un poco de todo. Es mi vida", destaca.

Artza, por cuyas venas corre el cloro, afronta la nueva etapa ilusionado. "Hemos peleado y se ha conseguido el objetivo. La piscina va a tener nueve calles (cinco actualmente), se va a ampliar la pequeña y también habrá gradas. Es una obra para beneficio del pueblo", insiste el padre de la sección de natación del Aloña.

Artza se muestra contento con la mejora que van a experimentar las bañeras de Zubikoa, aunque tampoco olvida otras infraestructuras deportivas. "En 25 años se ha hecho poca cosa, y queda mucho por hacer a nivel deportivo. Azkoagain, Olaitturri como equipamiento multiusos...", apunta.

A comienzos de la temporada 2018-2019 cedió el testigo a Josune Odriozola. Se retiró en un segundo plano, pero dándolo todo como ayudante de la que fuera su pupila. No podía ser de otro modo. Ahora se despedirá definitivamente con el cierre de las treintañeras piscinas. "Seguiré yendo a las competiciones, las veré desde las gradas", comenta.

a entrenar a bergara A Josune le atrapó el agua con "ocho años". "No he hecho otro deporte", explica. La joven entrenadora, que dirige a un equipo de 87 nadadores desde los siete años hasta la categoría absoluta, encara las obras que están a punto de despegar como "una mudanza a otra casa". "No es para siempre, y la reforma que va a acometerse traerá consigo una importante mejora", aprecia Odriozola.

A partir del 2 de enero se citarán en el polideportivo de Agorrosin de Bergara. Por la tarde, en tres turnos. "Al principio va a ser un poco raro, porque entrenamos por las mañanas -de 6.00 a 7.30 horas-", indican las nadadoras Uxue Igartua y Ainhoa Redin, de doce y 17 años, respectivamente. "Una vez de que cojamos el ritmo, nos acostumbraremos", responde Odriozola, que al margen de los inconvenientes propios de unas obras, espera "exprimir la temporada todo lo que podamos". Confía en sus chicos y chicas.

En la cuenta atrás para el cierre de las piscinas, deportistas del club oñatiarra, además de numerosos practicantes y aficionados a la natación aprovechan para darse el último chapuzón. Todos han tenido que convivir con el lleno de las actuales instalaciones, que motivaron que los entrenamientos del club se llevaran a cabo a primeras horas de la mañana. Las nuevas piscinas ofrecerán un espacio holgado y una distribución diferente, lejos de saturaciones.

Para despedir al recinto acuático de Zubikoa, miembros de la sección del Aloña, participantes en los cursillos de natación y usuarios del servicio están llamados el próximo martes a sacarse una foto, enfundados en sus bañadores. "Será el último día para Artza, nuestro entrenador, monitor, y guía. ¡Hagámosle un pequeño homenaje!", declaran los convocantes. Se reunirán a las 13.00 horas.