ste año Pasaia celebra las bodas de oro de la asociación Illumbe, el germen de la que hoy en día es la segunda escuela de música más grande de Euskadi: Pasaia Musikal. Por este motivo, prácticamente cada semana habrá un evento cultural.

No obstante, nada de esto hubiera sido posible si Juanje Neira, fundador de la escuela de música y alma mater del proyecto, no se hubiera animado a abrir el 21 de septiembre de 1972 la puerta del número 4 de la calle Jaizkibel de Trintxerpe.

"El primer curso empezamos con 52 alumnos -recuerda Neira- que fueron la base del proyecto y que año tras año fue creciendo".

En principio se impartían solo cinco asignaturas: solfeo, txistu, Atabal, acordeón y guitarra.

Cinco años después, en 1977, la escuela de música dio un salto cualitativo, ya que "por medio de un crédito se compraron 25 instrumentos con el fin de formar una banda de música, algo impensable en los comienzos, y poco a poco conseguimos que la banda viera la luz y diera su primer concierto en el pregón de las fiestas de Trintxerpe de 1978", rememora Neira. De una forma muy parecida se hizo con los instrumentos de cuerda: en 1983 se pidió un nuevo crédito para adquirir 40 instrumentos para formar una orquesta que vio la luz en el año 1986.

Finalmente, en 1990 se unificó toda la enseñanza musical y se creó Pasaia Musikal. En estos 50 años han pasado por la escuela más de 12.000 alumnos.

Además, la Asociación Musical Illumbe ha estado siempre muy ligada a la vida social y cultural de Pasaia. Muestra de ello es que en 1982, en su décimo aniversario, organizó los primeros carnavales de Trintxerpe, que este año cumplirán 40 años.

No obstante, a pesar de la celebración, también hay espacio para la reivindicación y es que el Palacio de Andonaegi se ha quedado pequeño para toda la actividad que se desarrolla en la escuela de música: "Nos hace falta una escuela de música en el centro del pueblo, un edificio que se dedique exclusivamente a esto, sin dejar de lado los diferentes espacios en el resto de distritos para que los más pequeños no se tengan que desplazar y sigan en su entorno". "Aquí (en Andonaegi) las aulas son pequeñas, y en muchos casos nos valemos de las escuelas públicas y del Azoka de Antxo, que ahora lo van a tirar, para poder dar las clases", concluye Neira.

A pesar de su jubilación, Neira ha seguido vinculado al proyecto. "La verdad es que estos 50 años se me han hecho muy cortos; cuando uno está a gusto el tiempo pasa muy rápido", asegura el fundador.