- El grupo municipal del PNV de Irun ha instado esta semana al Gobierno socialista a cumplir el Plan de Acción contra el Ruido aprobado en 2017 en la ciudad. Como aseguró el portavoz jeltzale Xabier Iridoy en rueda de prensa, a pesar de que en el último año el exceso de contaminación acústica haya descendido en Irun debido a la pandemia, no se trata de un asunto que el Ayuntamiento deba “ignorar ni rehuir”, haciendo alusión a que el plan aprobado para hacer frente al problema contiene muchas medidas “que no se han tomado” aunque el documento vence este 2021.

En cuanto a las acciones concretas que no se han ejecutado, Iridoy mencionó la actualización de la Ordenanza Municipal de de Ruidos y Vibraciones de 2004 “que en este momento queda absolutamente obsoleta”, la limitación de decibelios en los actos celebrados en la vía pública, la implantación de un sistema de medición acústica en las calles de la ciudad y la realización de campañas de sensibilización frente al exceso de ruido.

En ese mismo sentido, la edil nacionalista Miren Guezuraga señaló que en los últimos cuatro años no se ha convocado ninguna sesión del Consejo Asesor municipal para la evaluación y seguimiento del Plan de Acción contra el Ruido. “Nos asaltan muchas dudas sobre la actitud respecto al ruido que está teniendo este Gobierno. ¿Acaso no percibe la contaminación acústica como un grave problema? ¿O no se ha querido abordar porque resulta incómodo y exhibe la existencia de un problema relevante?”, preguntó Guezuraga.

Por ello la concejala afirmó que si se quiere decir realmente que se apuesta por Irun, es necesario “ir mitigando todas las problemáticas actuales, y una de ellas es el ruido ambiental”, pues “según el Plan de Acción de 2017, afecta a más del 30% de los iruneses, más de 17.000 personas, que sufren una afección acústica nocturna superior a los 50 decibelios”.

Teniendo esto en cuenta, los jeltzales explicaron que desde su grupo llevan tiempo planteando medidas para atajar el problema. En los presupuestos de 2020 el PNV realizó dos propuestas relacionadas con la problemática: la realización de un estudio para colocar pantallas antirruido en el entorno de Alcaldía de Sacas y en Anzarán, frente a las vías de Adif, y la compra de medidores de decibelios para su colocación en distintos puntos de la ciudad. Según los jeltzales, por el momento ninguna de las dos iniciativas se ha puesto en marcha.

Según el documento, el 30% de los irundarras, más de 17.000 personas, sufren una afección acústica nocturna de más de 50 decibelios