a historia de Gipuzkoa contiene episodios que, precisamente por ser desagradables, no deberían ser olvidados. El del golpe de Estado de 1936 fue especialmente duro para el territorio. Al estar situado en el extremo oriental de la franja norte que fue fiel al bando republicano y al contar con la única salida a Francia de dicha franja, tomar Gipuzkoa fue uno de los primeros objetivos del bando franquista. La batalla de Irun no fue sino la materialización de dicha meta.

A pesar de que los combatientes republicanos trataron de mantener la posición en Behobia a toda costa para preservar la conexión con Hendaia, tras algo más de una semana de batalla la ciudad bidasotarra cayó el 5 de septiembre de 1936. Las tropas del coronel Beorlegui, bajo las órdenes del general Mola, tomaron la ciudad ese mismo día y el franquismo no tardó mucho en impregnarlo todo en Irun, desde los controles fronterizos y los centros de retención hasta las cosas más mundanas del día a día.

Y es que en 1937 las autoridades franquistas que tomaron el mando de la ciudad renombraron doce calles y plazas y nombraron tres nuevas vías ensalzando a los principales líderes del alzamiento de militar. Las nuevas nomenclaturas eliminaron, además, los nombres de calles y plazas con los que las corporaciones republicanas de los años anteriores habían ensalzado acontecimientos recientes y a los principales protagonistas de la Segunda República, como símbolo de sometimiento.

Por sorprendente que parezca, a día de hoy algunos de los nombres que los franquistas insertaron en el callejero de Irun aún se mantienen. El de la plaza San Juan es uno de esos casos; el espacio frente a la casa consistorial irundarra fue conocido entre 1931 y 1937 como la plaza de la República, y previamente como la plaza de Alfonso XIII. De igual forma, la avenida de Navarra recibió su nombre en homenaje a las tropas navarras que, bajo el mando de Beorlegui, ocuparon la ciudad el 5 de septiembre de 1936.

Con el paso de las décadas, ambas nomenclaturas han perdido cualquier rastro de la simbología original que los mandatarios del bando nacional pretendieron imponer en la localidad, lo que explica que perduren como tales.

Más allá de unas pocas excepciones como las ya mencionadas, gran parte de callejero irundarra mutó tras la muerte del dictador en 1975. Así, en 1979 se produjo un bloque de cambios en la nomenclatura del callejero municipal, que afectó a calles como la del Ejercito Español, que paso a ser la calle Gudari, o la avenida Calvo Sotelo, que se renombró como calle Sarasate. En ese mismo año, la plaza del General Mola perdió su nombre franquista y se transformó en el parque Árbol de Guernica, y la plaza de España se rebautizó como plaza del Ensanche. La avenida de Gipuzkoa también recibió su nombre actual en 1979, tras deshacerse de su anterior nomenclatura: avenida del Generalísmo Franco.

Más recientemente, en 2014 se produjo un segundo bloque de cambios en el callejero irundarra. La calle del Embajador Manuel Aznar, llamada así en homenaje abuelo del expresidente José María Aznar, pasó a llamarse calle 8 de Marzo, en referencia al Día Internacional de la Mujer. Las calles Cerilleras-Poxpologile y Maritxu Anatol también recibieron sus nombres hace seis años, tras haber sido las calles General Bergareche y General Tellechea respectivamente.

Estos y muchos más datos sobre la Guerra Civil en Irun son conocidos gracias a la labor de investigación y divulgación de la Asociación Republicana Irunesa Nicolás Guerendiain. Recientemente la entidad ha editado un folleto informativo que puede adquirirse en diversas instalaciones públicas de Irun, si bien también puede consultarse en su página web: asociacionrepublicanairunesa.org.

La avenida de Navarra recibió su nombre en honor a las tropas navarras que ocuparon la ciudad el 5 de septiembre de 1936

Tras la muerte del dictador en 1975, se produjo un primer bloque de cambios en el callejero irundarra en 1979 y otro más reciente en 2014