EL Ayuntamiento de Hondarribia suele acoger, de cuando en cuando, en su salón de plenos, actos de presentación de libros o publicaciones relacionadas con la ciudad y su historia. La de este martes no fue una más, sino que era algo especial. La presencia de numerosos público, con hondarribiarras que llenaron el recinto hasta dejarlo casi pequeño, así lo atestigua.

Se presentaba el que es, hasta hoy, el estudio más detallado sobre la historia del puerto de la ciudad, "o los puertos, que siempre ha habido varios", como señalaba su autora, la investigadora Ana María Benito.

Arropada por el consejero de Transportes, Iñaki Arriola, y por el alcalde de la ciudad, Aitor Kerejeta, Benito presentó la obra Estudio histórico del puerto de Hondarribia.

"El libro analiza y recopila la historia de uno de los elementos que conforman la idiosincrasia de nuestra ciudad. El puerto, el mar y la pesca, el alma arrantzale o portuarra, es una de las esencias de Hondarribia, y junto con sus otras dos almas, la kaletarra del Casco Histórico y la baserritarra de la campiña, forma parte de la identidad y el patrimonio de la ciudad", recordó el alcalde, Aitor Kerejeta.

El primer edil agradeció también "al Gobierno Vasco, su empeño en publicar este estudio y hacerlo además en tiempos de crisis económica", y a la autora, "su esfuerzo y dedicación a este detallado y minucioso estudio".

repaso por épocas

No solo de pescar

Durante algo menos de una hora, Ana María Benito hizo un repaso a lo que ha sido la presencia del mar y los puertos en la historia de Hondarribia. "Una historia que muchos asociaremos a la pesca y el mundo arrantzale, y también al turismo y la navegación recreativa en el último siglo; pero en la que el comercio marítimo, y también el fluvial a través del Bidasoa, tuvo una gran importancia", destacó la autora.

La investigadora resaltó que "la configuración de los puertos en Hondarribia tiene su origen la presencia romana, de la que hay constancia en los hallazgos realizados en la cala Asturiaga (también conocida como Playa de los Frailes); hallazgos y restos de lo que pudieron ser embarcaderos u otras instalaciones portuarias afines de la ciudad romana de Oiasso y que hoy son parte de la colección del museo de la romanización, en Irun".

Fue en Asturiaga donde se asentó el primer puerto hondarribiarra en la época medieval. "Así figura en la Carta Puebla de Hondarribia, del año 1203, en la que se hace referencia al pago anual de 500 maravedíes por los derechos del puerto". De esta época también hay constancia de "un pequeño puerto en las inmediaciones de la ermita de la Magdalena" y del "puerto de la villa, situado junto al Casco Histórico".

Benito también resaltó otros aspectos curiosos de esta época. "Todos conocemos que la Cofradía de Mareantes de San Pedro, la que hoy agrupa y organiza la actividad pesquera en la ciudad, data del año 1361; pero debemos constatar que no sólo se dedicaba a la pesca, sino que regulaba también otras actividades como el comercio", destacó la autora del Estudio histórico del puerto de Hondarribia.

Hondarribia también fue una de las ciudades -villa en aquel entonces- que formaron, desde 1296, la conocida como Hermandad de las Marismas, junto con Santander, Laredo, Castro, Bermeo, Getaria, Donostia y, curiosamente, también Vitoria.

"La presencia de la pesca es una actividad que ha perdurado hasta hoy, con especies como la sardina, que aún perdura pero no es el principal sustento de los arrantzales, hasta la caza de la ballena, que fue lo que llevó a los pescadores a Terranova, donde toparon con el bacalao", afirmó la historiadora.

llega el comercio

Acero, cereales y esclavos

La investigadora pasó después a hablar de la Hondarribia durante el periodo comprendido entre los siglos XVI a XVIII, en los que "el uso comercial del puerto de la villa, o del Puntal, donde hoy está la dársena de Veteranos, de uso deportivo, tenía una importancia enorme y pocas veces resaltada".

"A Hondarribia y desde Hondarribia salían y llegaban, con destino u origen en el Cantábrico, Portugal, Andalucía, Canarias, Madeira, Inglaterra, Flandes o Irlanda, productos como el acero, tanto en bruto como manufacturado, los cereales, el aceite, el vino... Y hasta esclavos, que se vendían en la plaza de Armas", contó Ana María Benito.

La actividad comercial decayó en el siglo XIX, "se construyó el faro de Higer y el puerto de La Marina pasó a ser el principal, en un tiempo que tuvo momentos de luchas de poder encarnizadas entre el Ayuntamiento y la Cofradía", explicó la investigadora.

Un puerto que tuvo su máxima pujanza en el siglo pasado,hasta que el desarrollo del puerto refugio o Kai Berria, junto con el puerto deportivo, que culminó la pujanza del turismo, eliminó su rastro.