El éxito de Casa Eceiza reside en combinar la tradición artesanal con la innovación y la búsqueda constante de la excelencia. Tal y como asegura Arantxa Oquiñena, su gerente, “nos mueve la pasión por lo que hacemos, el compromiso con nuestro entorno y la fidelidad a nuestros valores: calidad, honestidad y cercanía".
Las tejas y cigarrillos representan el origen de la firma y siguen siendo el corazón de su identidad. “Continuamos produciéndolos con el mimo de siempre, aunque hemos incorporado nuevas variedades y gamas. La receta no ha cambiado, sí la forma de elaborarla en nuestro obrador de Lizartza, en formatos hechos para que puedan ser consumidos en cualquier lugar del mundo”, señala Oquiñena.
Despertar recuerdos
Un postre cumple con su cometido cuando despierta los recuerdos más agradables. Para Oquiñena, un dulce es “sinónimo de emocionar, disfrutar y compartir. Queremos que florezcan momentos bonitos del pasado de nuestros clientes y transmitirles nuestro cariño. También es importante adaptarse al mercado y a los gustos de los nuevos consumidores. Intentamos cubrir cada detalle, desde la elección de los ingredientes hasta la presentación del producto final, y que cada postre tenga alma y cuente una historia”, subraya.