Celia Cruz era la reina de la salsa y puso a todo el mundo a bailar. La reina del pintxo-pote de Zumarraga es otra cubana, Yuri Franceda, y todos los viernes pone a todos los vecinos a comer pintxos. El sábado cumplirá un año al frente del bar Arkupe de Zumarraga y ha organizado una fiesta para celebrarlo: el sábado, de 19.00 a 20.00 horas, actuará el grupo Mariachi Azteca de Flor Hernández.
El bar Arkupe de la plaza Euskadi de Zumarraga lo abrieron Luis Heras y Josune Garin en 1986. Heras jugó en la Real y formó parte de la plantilla que ganó la primera Liga. Así, el Arkupe siempre ha sido un templo de la Real.
Franceda ha respetado la idiosincrasia del bar: ha mantenido el nombre, pidió a Heras que no se llevara la camiseta de la Real que siempre ha presidido el establecimiento, colocó una gran foto del estadio de Anoeta en la pared del fondo y los días de pintxo-pote los camareros trabajan con la camiseta de la Real puesta.
Esta cubana nació en La Habana en 1983. En septiembre de 2019, “debido a circunstancias personales y familiares”, decidió salir de Cuba. “Económicamente estaba muy bien y no tenía intención de salir de Cuba”, recuerda. Vino directamente a Zumarraga, pues tiene familiares aquí. “Vine con mi hija de 6 años, que ahora tiene 14. Vine por ella y para ella”.
Nada más llegar, le pilló la pandemia. “Por suerte, me encontré con personas maravillosas. Nunca me ha faltado el trabajo”. Al principio trabajó cuidando a una persona, después en la panadería Ogi Berri y ahora en el bar Arkupe. “El Ogi Berri fue una oportunidad para sentirme un poco más realizada profesionalmente, pues podía plasmar los conocimientos adquiridos en el máster de dirección de recursos humanos que hice en Cuba. En Ogi Berri teníamos un ambiente muy bueno y, además, me sirvió para conocer el pueblo: los zumarragarras me empezaban a conocer, empecé a controlar el euskera gracias a las clases del euskaltegi...”.
Estaba muy contenta, pero le llegó otra oferta y la aceptó. “Quiero que mi hija vaya a la universidad y, además, en la vida hay que hacer lo que vaya a exigirte un poco más. Mi pareja es de Azpeitia y su familia me suele preguntar si me veía llevando un bar. No, pero era un reto y los retos me gustan. Luis vino al Ogi Berri y me dijo que le habían hablado muy bien de mí. Que no querían dejar el bar en manos de alguien que no sintiese amor por el pueblo”.
Habló con su familia y le animaron. Abrió el Arkupe el 6 de diciembre del año pasado. “Ha sido un año muy duro, pero muy bonito y enriquecedor. El pueblo ha respondido. Para llegar a un lugar que no conoces con una niña pequeña y una maleta, hay que tener coraje. Y que la gente te apoye, es alucinante. Cuando abrí el bar le dije a mi marido que quería una única cosa: que en esa plaza se reúnan todas las generaciones de este pueblo. Y creo que lo he logrado”.
Los viernes por la tarde, día del pintxo-pote, la plaza en general y el Arkupe en particular suelen estar repletos de gente. “El pintxo-pote del Arkupe también funcionaba muy bien cuando estaban Josune y Luis. Nosotros le hemos dado un poco de sangre en las venas. Supone mucho trabajo para todo el equipo. En la barra solemos estar cuatro personas, otra en la cocina y otra recogiendo vasos. Todos los viernes servimos por lo menos ocho pintxos distintos. Servimos 3.000-4.000 pintxos cada semana”.