Todavía con la resaca emocional de 'Ura Bere Bidean', la oñatiarra Eider Herraez admite que sigue “en una nube”. Ha pasado una semana desde que, junto a su hermana Naia, subió al escenario del BEC para cantar ante 22.000 espectadores en las dos rondas del macroconcierto sinfónico-coral y euskaldun que se desarrolló a velocidad de crucero los días 24 y 25 de octubre. “Ha sido surrealista. Estábamos allí, entre artistas a los que llevamos años siguiendo, siendo unas más. Lo estamos procesando”, confiesa.

Dos intensas jornadas que han quedado grabadas en su memoria. Sukena compartió cartel con Gatibu, Leire Martínez, Latzen, Bulego, Eñaut Elorrieta, Zea Mays, Olatz Salvador…; un momento clave para un grupo que dos hermanas de Oñati alumbraron subiendo vídeos de versiones a las redes sociales desde su habitación, durante el confinamiento. Pero aún queda una cita especial. El 7 de noviembre la banda pondrá el broche final a su gira en casa. Sobre las tablas del gazteleku protagonizará una velada que esperan con “muchas ganas”. “Estaremos rodeados de amigos, familia y gente del pueblo; habrá sorpresas e invitados”, adelantan.

Antes de los focos, Eider y Naia, de 25 y 22 años respectivamente, empezaron a explorar sus voces de manera espontánea, sin clases ni formación, solo por gusto. Lo que comenzó durante la pandemia como un 'juego' se convirtió en el primer paso de un proyecto que las ha llevado hasta hoy.  

Xabi, Asier, Xanti, Naia, Eider e Iratxe integran Sukena.

Xabi, Asier, Xanti, Naia, Eider e Iratxe integran Sukena. Sukena.

Primer concierto en el gaztetxe

El primer concierto llegó en el gaztetxe Antixena, con todas las restricciones de entonces. “Nos dieron la oportunidad y a partir de ahí surgieron más cosas dentro de Oñati”, cuentan. Sin apenas experiencia con la guitarra –“solo sabíamos cuatro acordes”, recuerda Eider–, reclutaron a un amigo y formaron primero un trío, incorporando luego a otros músicos hasta consolidar el grupo actual, que completan Iratxe Urzelai (bajo), Xabi Albistegi (batería) y los guitarristas Xanti Egaña y Asier Igartua. “Somos amigos, casi familia”, resume Eider.

El nombre de la banda no es fruto del azar. “Mis abuelos maternos acogían en casa a un niño saharaui, Salama, cuya abuela se llamaba Sukena. A mi ama siempre le gustó tanto aquel nombre que decía que se lo pondría a su primera hija. No lo hizo, pero cuando abrimos nuestra cuenta de 'Instagram' pensamos que le haría ilusión. Y así fue: le encantó tanto que incluso se lo ha tatuado”, señala Eider con una sonrisa en los labios.

Evolución

En 2023 publicaron su primer disco, 'Guztia gordetzea ezinezkoa da', con letras firmadas por las hermanas Herraez, y una canción compuesta por su tía, Arantzazu Ugarte. Sukena transita el pop con soltura, fusionándolo con pop-rock. Sus miembros son un mosaico de gustos diversos: algunos más cercanos al heavy, otros influenciados por la euskal musika, y también quienes prefieren sonidos internacionales más relajados. El resultado es un cóctel sonoro de ideas que encaja a la perfección. “Hacemos una música que puede escucharse a cualquier edad”, explica Eider.

El crecimiento ha sido impresionante. “Empezamos de cero; súper vergonzosos, no nos movíamos en el escenario. Ahora, tras dos años rodando, hemos aprendido mucho y ganado confianza. Siento que se nota en los conciertos”, reconoce Eider.

Fue 'Oroitzen', del álbum debut, inspirada en los recuerdos y dedicada a sus amigas la canción que marcó un antes y un después. “Normalmente solemos componer temas más tranquilos o melancólicos, y eso que somos muy felices (se ríe), pero esta vez queríamos algo alegre”, detalla Eider. Se volvió viral en TikTok. “¡Ni siquiera teníamos cuenta! Tuvimos que abrirla solo para ver qué estaba pasando”, asegura. La repercusión les dio visibilidad y abrió nuevas puertas.

Sin embargo, el reconocimiento más inesperado llegó cuando el compositor Fernando Velázquez quiso crear una versión sinfónica de 'Oroitzen' para 'Ura Bere Bidean'. “Cuando no los dijeron lloramos de emoción”, relata Eider. 

El pasado fin de semana, las dos hermanas actuaron en el Bizkaia Arena. “Fue impresionante: interpretar junto a la Orquesta Sinfónica de Bilbao, sentir la energía del público y coincidir con artistas que admiramos. Además, la versión de 'Oroitzen' nos encanta; mantiene el espíritu de la original”, recalcan. Y aunque solo ellas estuvieron al frente, el resto de compañeros las apoyaron desde la grada. “Sukena somos los seis, nos arropamos entre todos. Fue muy emocionante”, subraya Eider.

Un concierto del grupo oñatiarra arropado por el público. JOSETXO PEREZ

Compartirán cartel con Indabe

Desde el lanzamiento de su primer disco, el camino ha sido una mezcla de carreteras, escenarios y aprendizaje. Con el acelerador pisado desde febrero pasado, tras un breve parón, retomaron la gira con energías renovadas y un verano repleto de directos por toda Euskal Herria. Ahora solo queda una fecha para cerrar este ciclo: después de actuar ayer en Azpeitia, el próximo viernes, a partir de las 22.00 horas, despedirán este asalto en el gazteleku junto a los donostiarras Indabe. Las entradas están a la venta en www.oñati.eus.

Con la mirada puesta en el segundo disco

Superado el último concierto se centrarán en componer con la vista puesta en su segundo trabajo. Quieren explorar nuevos caminos y dejarse llevar por la experimentación. “Las canciones del primer disco las compusimos hace tiempo; les tenemos mucho cariño, pero ahora tenemos otra edad y seguro que fluyen ideas diferentes. 'Ahots hura', el último tema, es un ejemplo de ello", destaca Eider.

Cuando mira atrás, todavía se sorprende. “Nunca pensamos que íbamos a ser cantantes y formar un grupo. Lo veíamos fuera de nuestra realidad. Ahora que lo estamos viviendo es más que un sueño”, insiste, antes de añadir entre sonrisas: “En casa nos dicen que disfrutemos, que aprovechemos cada momento, y eso es, precisamente, lo que estamos haciendo".