Margarita Martín Giménez, destacada meteoróloga y delegada de la Agencia Estatal de Meteorología en Euskadi, visitó el martes la sala Modelo de Zarautz para impartir una charla organizada por ZarautzOn sobre fenómenos meteorológicos extremos y su vínculo con el cambio climático.
Un día antes de la charla, compartió con este periódico su visión sobre su trabajo y la lucha contra el cambio climático.
¿Qué le llamo la atención para elegir esta vocación?
Absolutamente nada. Cuando estaba en quinto de Física, en la Universidad Autónoma de Barcelona, fui obligada a matricularme en la asignatura de Física de la atmósfera porque había pocos alumnos. Una amiga me dijo que me apuntara que sino no se iba a impartir la asignatura. Me apunté y, sin querer, descubrí mi vocación. Yo ni siquiera sabía que existía esta asignatura. De hecho, fue el último curso en el que se impartió esta asignatura. Ahora mismo sólo se estudia en la central de Barcelona y en la Complutense de Madrid. Se han reducido mucho las posibilidades de estudiar Física de la atmósfera.
La situación de la profesión
¿Por qué cree que ha ocurrido este fenómeno? La asignatura parece más importante que nunca.
Lo que es más importante que nunca es la información meteorológica, pero ha quedado en manos de los medios y periodistas, no de los científicos. Se ha invertido mucho en tecnología, pero la investigación en meteorología prácticamente ha desaparecido. La inversión científica nunca ha sido el fuerte del Estado, y la meteorología no es la excepción.
¿Para qué sirve invertir en la tecnología si después no hay físicos que la analicen?
Eso es. Es una pérdida de conocimiento. Muchos físicos acaban emigrando y no vuelen, no sólo por los salarios, sino por la inestabilidad laboral. Es imposible atraer a profesionales de 40 años con contratos precarios. De mis compañeros, sólo han vuelto los que se han jubilado.
“Los romanos ya provocaron cambios climáticos y otras culturas también. De algún sitio salían las armas y las herramientas”
¿El ser humano comenzó a intervenir en el cambio climático a partir de la revolución industrial?
Eso no es verdad, eso pasa desde muchísimo antes. La revolución industrial es otra intervención más. Los romanos ya provocaron cambios climáticos y seguramente que otras culturas también. De algún sitio tendrían que salir las armas metálicas y las herramientas que usaban. Los romanos sacaban plomo en la península ibérica y se han encontrado restos de ese plomo en hasta en Islandia y Groenlandia. La atmósfera lo trasportaba y contaminaba las aguas del mar. El mercurio se usa desde hace mucho para extraer oro y aún se sigue usando la misma técnica en Sudámerica y en África, es el método más barato de separar las partículas de oro. Una vez que hace su función, queda tirado y eso contamina. Para mí, la mayor catástrofe ambiental del planeta la provocaron los españoles, y posteriormente los ingleses, cuando “descubrieron” América. Los búfalos, los bisontes... han desaparecido. Lo talaron casi todo. El ser humano siempre ha intervenido en el clima. Quedará el 20% de toda la superficie forestal que había en América. Además, las minas ya las usaban los Indios, pero los españoles las explotaron aún más. A día de hoy hacemos lo mismo, pero con el petróleo.
Supongo que en aquella época lo harían inconscientemente.
Y ahora también.
¿Sí? Ahora sabemos las consecuencias.
Se habla de este tema desde hace más de 20 años. El sistema económico nuestro se inventó en el siglo XIX. y también era inconsciente. Es, por ejemplo, como la gente que sabe que fumar provoca cáncer, pero no deja de hacerlo. Somos conscientes de nuestros actos, pero seguimos comprando y viviendo como si no lo fuéramos.
“La Tierra tiene 4.500 millones de años y el ser humano llevará uno. No se va a acordar de nosotros y seguirá dando vueltas”
¿Es el ser humano contradictorio?
Se habla mucho de salvar el planeta cuando ha existido sin la presencia del ser humano y seguirá dando vueltas sin él.
No se va a acordar de nosotros. Tiene 4.500 millones de años y el ser humano llevará un millón. Imagina las vueltas que ha dado y las que seguirá dando. Hay eventos naturales que afectan al cambio climático, pero ante ello no podemos hacer gran cosa. La constante del clima de la Tierra es el cambio y las crisis. Y las crisis traen cambios.
Somos muy contradictorios.
Demasiado. Todos cogemos un avión, aunque seamos muy ecologistas. También hay un montón de eventos que contaminan mucho: las luces de Navidad, las carreras de motos, coches... Toda la gente está contentísima de que el aeropuerto de su zona cada vez tiene más vuelos y más pasajeros. Somos muy contradictorios.
¿Qué más se puede hacer para seguir concienciando?
Todo es incoherencia y en esta incoherencia, ¿quién va a poner orden? La solución es ponerle el cascabel al gato. Bien. Y, ¿quién se lo pone?, ¿quién se enfrenta a las constructoras?, ¿quién se enfrentará a las inmobiliarias?, ¿quién se enfrenta a los grandes intereses económicos?. Todo el mundo sabe lo que está haciendo, como lo que le decía del tabaco. El avión es un transporte altamente contaminante. Contamina las nubes y éstas se mueven, por lo que sigue contaminando muchas más zonas. ¿A quién le quitas todas esas ideas si sólo se vive una vez?