El 23 de marzo de 2001 abría sus puertas Ekin Fisioterapia Zentroa en el número 6 de la calle Belorrieta de Aretxabaleta. Desde Urola Garaia, el zumarragarra Zuhaitz Aranzadi y el urretxuarra Andoni Ormazabal aterrizaban en esta localidad de Debagoiena para emprender un negocio, y sobre todo desarrollar una profesión, que en aquella época resultaba poco común en este valle. 23 años después el centro puede presumir de haber hecho bien las cosas. 

“Empezamos asistiendo los procesos de rehabilitación de las lesiones asociadas a los movimientos repetitivos en las cadenas de montaje de trabajadores cooperativistas que nos derivaban desde LagunAro. Con los años fuimos poniendo el foco en un tratamiento más personalizado, en el que invertimos más tiempo con nuestros y nuestras pacientes en cada sesión, en una firme apuesta por la calidad”, insiste Ormazabal. Más de dos décadas en continua evolución, a la par de una disciplina que con el paso de los años ha ido fortaleciéndose conforme a su nivel académico, asistencial, docente e investigador. Aranzadi y Ormazabal han diversificado sus conocimientos y competencias, perfeccionando técnicas para hacer un abordaje “más amplio y completo”. El primero especializándose en la fisioterapia visceral, y el segundo en la invasiva.

"La capacidad de diagnóstico ha mejorado mucho a lo largo de estos años; contamos con un equipo médico que nos da soporte y confía en nosotros”

Andoni Ormazabal - Ekin Fisioterapia Zentroa

Desde los inicios en Ekin hasta la actualidad, el crecimiento e implantación que ha vivido la fisioterapia ha sido exponencial. “Cuando comenzamos apenas se conocía nuestra profesión. Eso de ser fisio, ¿qué es?, nos preguntaban a menudo. Ahora ocurre todo lo contrario. Las ventajas que ofrece un tratamiento de fisioterapia son incuestionables. A todo ello hay que sumarle que existe una mayor cultura de cuidarse uno mismo, unido a otro factor determinante, las patologías derivadas del frenético ritmo de vida que llevamos”, aprecia Ormazabal.

El fisioterapeuta Asier Ormazabal.

Este profesional incide, asimismo, en que la jerarquía que antes existía entre la medicina y la fisioterapia ha acortado muchas distancias. “Ambos mundos se ha acercado. La capacidad del diagnóstico ha mejorado mucho, y contamos con un equipo médico que nos da soporte y confía en nosotros”, destaca.

Corominas, Villanueva, Vallejo, Txikon...

Le gusta lo que hace. Tiene la gran suerte, a su vez, de poder compaginarlo con otra de sus grandes pasiones como es la montaña y la escalada. No en vano, Ormazabal está especializado en el tratamiento de las patologías relacionadas con estas disciplinas deportivas. Por sus manos han pasado (y pasan) una larga lista de montañeros, alpinistas y escaladores como Alberto Iñurrategi, Jordi Corominas, Sean Villanueva, Mikel Zabalza, Iker Madoz, Juan Vallejo, Alex Txikon, Patxi Usabiaga, Alberto Ginés…, así como otros deportistas (esta semana, poco antes de llevarse a cabo esta entrevista, ha atendido al piragüista Pau Echaniz). 

“Cuando comenzamos apenas se conocía nuestra profesión. Eso de ser fisio, ¿qué es?, nos preguntaban a menudo. Ahora ocurre todo lo contrario. Las ventajas que ofrece un tratamiento de fisioterapia son incuestionables"

Andoni es un fisioterapeuta de referencia. En su consulta recalan escaladores vascos, del Estado español, Portugal, Holanda, Argentina, México…, y también acompaña a la selección vasca de escalada y de montaña. “Entré en un terreno virgen, en el que no había fisios especializados y eso me dio un margen muy amplio para aprender y experimentar muchísimo”, se congratula este urretxuarra de sonrisa permanente.

Satisfecho por partida doble. Desde el plano profesional por los avances que se han conseguido en este terreno, y personal. Su afición por la montaña discurrió de la mano de su hermano Xabi, el Leopardo de las Nieves, fallecido en el Cho Oyu tras alcanzar la cima en el año 2004 a la edad de 23 años.

La importancia del factor humano

La calidad y la cercanía son las claves que mueven al equipo que capitanean Aranzadi y Ormazabal, y que completan otros dos fisioterapeutas: Xabi Gabilondo y Julen Garmendia, y el secretario Jon Beitia. “Lo primero que vemos de cada paciente es su peor versión: doloridos, quejosos… Hay que ser cercanos, mostrarles empatía y comprensión; que vean que van mejorando con nuestra implicación. El factor humano es fundamental en esta profesión, y esa ha sido y es nuestra apuesta”, recalca Ormazabal.

Conocimientos, experiencia, formación y tecnología caminan juntas en este campo. Sobre esta última, Andoni advierte de que “a pesar de que nos da la posibilidad de lograr unos avances más rápidos en los tratamientos, no podemos basarnos solo en el uso de máquinas”. Defiende, en este sentido, que el contacto físico es “fundamental, porque le da esa humanidad tan necesaria a esta profesión”. “Usar las manos como herramienta principal para sentir, escuchar y ayudar al tejido a recuperarse de sus lesiones”, añade. Este es el camino, en opinión de Ormazabal, que hay que seguir.

Con un equipo consolidado, con el objetivo de mejora continua (incluidas las instalaciones para las que están proyectando una remodelación), con el agradecimiento a todas las personas que han “depositado su confianza en nosotros”, y la satisfacción personal que experimenta cada día ejerciendo una profesión “tan bonita y reconfortante”.