Rodeada de libros y lectores, Asun Agiriano lleva más de tres décadas ligada a la biblioteca municipal de Arrasate, volcada en una profesión que le apasiona
¿Cuándo decidió ser bibliotecaria?
–Mi conocimiento de las bibliotecas se inició siendo usuaria de la antigua biblioteca municipal situada en la casa del historiador Esteban de Garibay. También las frecuentaba mientras estudiaba la carrera de Filosofía, pero hasta 1990 que colaboré de modo voluntario en la organización de la sección infantil y juvenil de la biblioteca de Matagalpa, en Nicaragua, no tuve una experiencia real de que esa sería mi opción profesional. Cuando llegué a ese país en otoño de 1989 no sabía muy bien a qué dedicarme. Eran años confusos en una tierra lejana y ajena; por suerte, me ayudaron los libros. El trabajo fue valioso y estimulante en lo profesional y, sobre todo, muy enriquecedor personalmente. Cuando regresé a casa, lo tenía claro: quería trabajar en una biblioteca, a poder ser en la sección infantil.
Y así empezó su trayectoria profesional en la biblioteca municipal de Arrasate.
–Surgió una oferta de empleo público y me contrataron por seis meses. En 1992 se creó una plaza en la biblioteca infantil a la que accedí superando una oposición. Y aquí sigo, acompañada de libros, lectores, jóvenes y adultos que me hacen sentirme necesaria, y para quienes espero continuar estrenando cada día mi profesión sin dejar de creer en lo que hago.
¿Cómo es el perfil del usuario y usuaria de la biblioteca arrasatearra?
–Hay que tener en cuenta que las personas que acuden a una biblioteca pública de acceso libre y gratuito son de perfil muy variado. La biblioteca es un espacio de convivencia y educador entre los diferentes colectivos de usuarios: jóvenes estudiantes, profesionales de diferentes ámbitos, población flotante que acude de visita puntualmente, personas retiradas de la vida laboral, familias con sus criaturas... La biblioteca es un lugar de encuentro para relacionarse; un espacio de desarrollo y participación.
Más del 60% de la población de Arrasate es socia de la biblioteca
¿Con cuántos socios cuenta?
–En la actualidad somos 14.000 socios y socias en las dos bibliotecas, que utilizan de modo activo el carné de este servicio. Podemos afirmar que anualmente se añaden cerca de 500 personas nuevas. Más del 60% de la población de Arrasate es socia de la biblioteca.
“Tenemos 14.000 socios y socias que usan activamente el carné de la biblioteca; anualmente se añaden cerca de 500 personas nuevas”
¿Cómo se ha ido adaptando la biblioteca a las nuevas demandas de la sociedad?
–Para adecuar la biblioteca a los cambios sociales se requiere la creación de nuevos servicios y también la flexibilidad de espacios. Cambian las costumbres de ocio, escuchamos música de otras maneras, y disfrutamos de películas no únicamente en salas de cine. Del mismo modo, las bibliotecas hace tiempo que no son ya meros almacenes de libros y documentos, sino lugares de formación y entretenimiento. El perfil del personal bibliotecario, igualmente, ha cambiado, somos más accesibles, más cercanas al público. Necesitamos adquirir nuevas competencias digitales y poner en marcha iniciativas que capten la atención de los ciudadanos, sin perder nuestra personalidad. Los valores que nos guían siguen siendo similares: igualdad de derechos, inclusión y diversidad, compromiso con nuestro patrimonio y con la comunidad, calidad en los servicios... El cambio más importante llegará con los grandes avances tecnológicos: ¿Qué va a suponer, por ejemplo, el uso de la Inteligencia Artificial para nuestros servicios? Esa es la gran ventaja y el estímulo de trabajar en una biblioteca; estamos siempre en movimiento, intentando adaptarnos a los cambios.
Sólida referencia social y cultural
¿Cuáles son los retos para dinamizarla?
–En la biblioteca organizamos mensualmente actividades culturales relacionadas con la promoción de la lectura y la educación literaria. No se entiende la biblioteca sin esta dinámica: presentaciones de libros, encuentros con escritores, narraciones orales o tertulias literarias se han convertido en algo habitual. Hoy en día, seguimos siendo un lugar de socialización que ofrece servicios relacionados con la formación, la información y el entretenimiento, y este concepto es más fuerte que nunca. Nos hemos convertido en una sólida referencia social y cultural. Por ello, hemos de ofrecer espacios agradables focalizados en los deseos y necesidades de los usuarios.
¿Y si hablamos de infraestructuras?
–Uno de los retos que afrontamos para los próximos años es dotar de más espacio físico a la biblioteca del barrio de Santa Marina. Gracias al apoyo técnico y político hemos avanzado mucho a lo largo de este año. Las instalaciones van a mejorar, también la infraestructura tecnológica y las actividades de promoción de la lectura. Todo ello brindará mayor dinamismo cultural a este barrio y alrededores.
¿Qué papel juega la edición impresa frente a la digitalización?
–La venta de libros en la última década, sobre todo desde el Covid, ha crecido un 30%. Si en los años 90 parecía que el libro en papel estaba agonizando, hoy su salud es inmejorable: de los 2.856 millones de facturación total, 2.700 son por libros en papel y solo 14 millones por la versión digital. Mientras la venta de libros se dispara el formato digital pierde fuelle. Nuestra experiencia en la biblioteca es que los lectores y las lectoras prefieren leer en papel. Parece como si todo estuviera en la red, en la pantalla, en internet. Todo, pienso yo, menos el criterio, el gusto y las sensaciones que provoca el formato impreso.
“Mientras la venta de libros se dispara el formato digital pierde fuelle. Nuestros lectores y lectoras prefieren leer en papel”
Hablemos del reconocimiento que Kutxa Fundazioa le ha otorgado recientemente por su trayectoria profesional. ¿Qué ha significado este premio?
–Una gran satisfacción por la visibilidad de una profesión que aún no se reconoce públicamente. Estoy muy contenta no sólo por mí, sino por el impulso que concede al colectivo. Y prueba de ello es la numerosa repercusión mediática que este premio está teniendo. Es más habitual premiar a personas creadoras relacionadas con el mundo del libro, pero la labor de la mediación lectora se tiende a obviar y, por consiguiente, se olvida. Las bibliotecas queremos demostrar que seguimos siendo necesarias.
Tránsito de lectora a escritora
¿Cuál ha sido su momento más dulce como bibliotecaria?
–Aparte del citado premio, el momento más dulce fue la publicación del álbum ilustrado 'Atzamarra' junto a la ilustradora Marina García. El tránsito de ser lectora a escritora fue un paso importante que nunca hubiera imaginado. Leer es de alguna manera cubrirse la cara y escribir es mostrarla. Estoy contenta por haber transitado esa frontera que creía infranqueable, esta experiencia me ha dado mucha fuerza.
Para terminar, ¿qué libro nos recomendaría?
–Recomiendo un género: la poesía. Mucha gente piensa que la poesía es confusa, incomprensible, pero es porque no nos han enseñado a leerla y eso es, precisamente, lo que nos impide disfrutarla. Los libros de poesía no se agotan nunca, siempre aportan algo nuevo. Un poema propone un misterio en cada línea y siempre encontramos alguna respuesta para entender nuestro mundo. Sugiero la lectura de un libro delicioso que contiene dos poemas: '15 arrazoi isilik egoteko / 15 arrazoi oihu egiteko'. Existen traducciones en castellano ('15 razones para guardar silencio / 15 razones para gritar') y en inglés. El texto es de Harkaitz Cano y las ilustraciones de Lorena Martínez. Un librito curioso que se puede consultar en apenas un par de bibliotecas públicas; un hallazgo literario que se agotó rápidamente nada más publicarse.