El reloj de San Martín se ha presentado hoy de manera oficial en el que es ahora su nuevo emplazamiento, el exterior de la residencia de personas mayores de Azpeitia que le da nombre.
El acto para su puesta de largo de largo y presentación es un paso más dentro de un proceso que se inició en el año 2022, cuando Yeregui Elkartea dio comienzo a las obras de restauración del que es considerado como el reloj más antiguo de Urola Erdia con el objetivo de que recuperara su pasado esplendor.
A cubierto de las inclemencias del tiempo
Fabricado en 1815, el reloj luce ahora protegido por una espectacular estructura de metal y vidrio que lo resguarda de las inclemencias del tiempo y permite admirar la complejidad de su mecanismo, fruto del genio creador del relojero arrasatearra Juan Zugasti Errasti.
Patrimonio de Azpeitia
La presentación del reloj ha contado con la participación de la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta, quien ha resaltado tanto el valor del reloj para la localidad como el trabajo de quienes han hecho posible su restauración.
“Estamos ante el reloj más viejo de Urola Erdia. Es un patrimonio para Azpeitia que merece ser destacado, al igual que el esfuerzo de quienes han participado en su recuperación. Todos los minutos y los segundos son iguales, tienen la misma duración siempre, pero ser capaces de lograr la precisión que han conseguido con el reloj de San Martín tiene un gran mérito”.
Un reloj con sello propio
Posteriormente, ha tomado la palabra el relojero Xabier Álvarez Yeregui, miembro de la asociación Yeregui Elkartea, que ha hecho posible que el viejo reloj vuelva a marcar las horas.
En su intervención, Yeregui ha realizado un recorrido por la historia del reloj, que fue construido por el arrasaterra Joan Antonio Zugasti Errasti (1763-1836) en 1815, aunque su instalación en la antigua residencia de San Martín no se produjo hasta 15 años después. “La residencia se inauguró en 1830 y el reloj estuvo guardado en la casa de una familia de apellido Alberdi en Bustintzuri Errebala hasta que fue colocado en su emplazamiento”, ha comentado el relojero zumaiarra.
Guardado desde 2005
Una vez instalado, estuvo dominando desde la altura la residencia hasta 2005. Aquel año, el reloj fue desmontado y guardado con mimo, lo que permitió preservar el mecanismo en unas condiciones excepcionales para un reloj que tenía más de 200 años en el momento en el que se dio inicio a la restauración.
Yeregui destacó algunas particularidades del diseño de la estructura del reloj, construido con una técnica de soldadura denominada “a calda”, en la que los elementos metálicos se unen mediante golpes de martillo tras ser calentados al rojo vivo. “En otras restauraciones se suele optar por pintar el reloj, pero en este caso no lo hemos hecho, lo que permite ver las marcas del martillo en el hierro”.
Otro aspecto relevante del reloj es una de las agujas de la esfera, diseñada con un estilo muy personal que permite identificar las obras de su autor. Joan Antonio Zugasti dejó testimonio de su creatividad en Bedoña-Arrasate (1814), Zerain (1820) e Itsasondo (1823). Zugasti fue el iniciador de una dinastía que tuvo en su hijo, José Manuel, y en su nieto, Faustino Balentin, a sus dos más máximos exponentes.
Esta saga familiar se vincula a relojes de la zona del Urola, instalados en Zumaia (1845), Loiola (1854), Azkoitia (1859), Arroa (1862) y Errezil (1866). La huella de sus descendientes también llego a Bizkaia (Erandio, 1821; Meñaka, 1843; Markina, 1827; Morga; 1859; , Zeanuri;...), Galicia (catedral de Tuy, 1845) e, incluso, a Andalucía (catedral de Cádiz, 1851; Dos Hermanas, 1844; San Lorenzo, 1853; Triana, 1853; Salteras, 1865).
Petición para el futuro
La presentación del reloj restaurado también sirvió para que Yeregui realizara una petición a la alcaldesa, Nagore Alkorta, a quien propuso que el reloj, presentado oficialmente ayer, se incorpore al proyecto de la nueva residencia en la que se está trabajando actualmente, una vez que se convierta en realidad.