¿Qué sería el ser humano sin aspiraciones y sin sueños? Son estos impulsos los que nos motivan a levantarnos de la cama cada mañana con la determinación de conquistar el mundo día tras día. Es el caso de Alberto Despaigne (1986), cubano oriotarra que actualmente reside en Aia. Despaigne abrirá su propia heladería, Ubera, el miércoles, en Hondartza Bidea (en frente del hotel), junto a Iera Ondarra, su mujer. Será la única heladería artesanal, tendrá productos sin lácteos, con lácteos y sin azucares, que exista en la zona de la playa de Orio.

Inicios

Todo surge en el año 2021. “Estaba con mi hija en la playa y ella quería un helado. Fuimos a los bares y había mucha cola en todos los establecimientos. Estaban a tope y al final nos quedamos sin comprar el helado. Me quedé sorprendido porque no había ninguna heladería artesanal cerca del arenal. En ese momento se me encendió la bombilla. Estábamos en familia y le comenté la idea a mi cuñado. Él me dijo que en invierno no vendría nadie, pero la idea siguió revoloteando en mi cabeza”, recuerda Despaigne.

Las ideas están para ejecutarlas y dio la casualidad de que en el gimnasio “conocía a uno que era el vecino del dueño de este local. Le di muchísimas vueltas y el año pasado dije: Voy a por todas. Me puse en contacto con el dueño del local y resulta que lo había vendido. Se me cayó el mundo encima. A los pocos días, el dueño le llamó a mi mujer y le comentó que el comprador sólo quería la mitad del local. Quedé con él y ahora tengo la mitad del local. Es increíble la suerte que tuve. Estoy muy agradecido a él también por darme la oportunidad de poder abrir mi negocio aquí. Nos pusimos en marcha y ahora apenas faltan cinco días para abrir la tienda al público. Lo que al principio parecía una idea descabellada hoy es un hecho y mañana quiero que sea un éxito”.

Helados artesanales

Despaigne era camionero. “¡Mira qué cambio! Además creo que si no me hubiese venido esta idea de montar la heladería estaría trabajando ahí toda mi vida. De camionero a heladero, en Getaria también hay otro caso parecido”. El trabajo de camionero también es duro y hace tener que recorrer muchos kilómetros para entregar el material. “Con el camión iba mucho a Italia a trabajar. Al finalizar la jornada yo me quedaba dando vueltas para ver heladerías, me gustaba mucho hacer eso y además eran muy bonitas. Yo ya había visualizado todo el negocio y cuando me senté después con la arquitecta ya sabía cómo quería montar la tienda”.

Imagen de la playa de Orio Iker Azurmendi

Cursos intensivos

En enero de 2023, cuando Despaigne se fijó el objetivo de abrir la heladería, se apuntó a un curso en Madrid. “Realicé el curso un mes después de querer materializar la idea. Para formarme, me fui a Madrid en febrero y ahí hice un curso intensivo que duró diez días. Fue muy intenso. Estabas desde las 8.00 de la mañana hasta las 18.00 de la tarde y te juro que llegaba un momento, hacia las 16.00 horas, en el que ya no retenía más información. Era todo teoría, elaboración de recetas. Un consejo que puedo dar a todo aquel que esté interesado en abrir un negocio de este tipo es que empiece a trabajar cuando acabe el curso, que pase poco tiempo entre la teoría y la práctica. Si no lo haces así, pasa el tiempo y las cosas se van olvidando. Por eso lo hice todo seguido. En esta profesión el 60% es teoría y el 40% es práctica. Lo importante es la fórmula de la receta. La práctica es hacer y hacer, además de poder jugar con distintos ingredientes en bases distintas”.

Después de completar el curso en la capital del Estado, el oriotarra quiso seguir formándose. “Mi idea desde el principio era realizar el curso con el zarauztarra Carlos Arribas, maestro heladero. Es muy difícil acceder a un curso suyo, pero tuve la oportunidad de acceder a uno. Lo comencé el mes pasado y he acabado hace diez días. Me ha aportado muchísimo y ahora me está ayudando un montón”.

Un gran surtido de helados

Aparte de helados de crema, helados de crema sin azúcares, también venderá sorbetes, crepes, con distintos ingredientes y con helado, y gofres. “Todo lo que haya aquí será casero. Lo elaboraré todo aquí, los helados, los sorbetes, los crepes y los gofres”. Despaigne destaca que sus helados “serán artesanales. Habrá helados con lácteos, sin lácteos y sin azúcar. Mi idea es ofrecer diferentes variedades y habrá helados muy sanos, con frutas, ya que usaremos frutas de temporada y no se utilizará nada congelado. Alguno de los sabores serán los siguientes: cocó, maracuyá, chocolate (de distintas intensidades), limón, lima, yogur, avellana, pistacho, quesos... También quiero hacer helados con leche de avena… Tengo muchas ideas”. Hoy en día en las cuadrillas y/o en las familias hay personas veganas, celiacas, diabéticas… Los productos del heladero oriotarra podrán comerlos todos los públicos. “Mi objetivo es llegar a todo el público. Quiero darle a Orio algo especial en el mundo de los helados. Algo que, además, hasta ahora no existía en Orio”.

Aunque vaya a abrir la heladería el próximo miércoles, en el comienzo de la Semana Santa, Despaigne tiene claro que esto es sólo el comienzo “de un sueño que tuve hace tres años. El miércoles abriré la tienda de cara al público, pero soy consciente de que tengo que seguir metiéndole horas a este oficio para mejorar y para seguir aprendiendo aún más”.