Julen Portillo es un zarauztarra de 29 años (1994) y se define como una “persona normal de pueblo que entre semana tiene su trabajo normal y que como hobby tiene crear vídeos en Tik Tok. También llevo tres años metido en el mundo de los monólogos”. El zarauztarra actuará este domingo en Madrid y estará acompañado por Mikel Irazusta, Maialen Sorzabalbere, Maria Blanco e Iker Plazaola. El evento comenzará a las 17.00 horas en el Golfo Comedy Club y será en euskera.

¿Cómo se llega al mundo de los monólogos?

Yo empecé haciendo vídeos para Tik Tok. A la vez tenemos en el gaztetxe de Zarautz el programa Galdedebalde. Un día entrevistamos a Ai-tziber Garmendia y a Jon Plazaola, en la época que ellos hacían el programa Barre Librea. Yo les dije de broma que cuando necesitaran a alguien que ya iría yo. Me dijeron para ir al casting y salí en el programa, donde hice un monólogo de tres minutos.

De una broma a hacer chistes en la televisión. ¿Ese fue su primer contacto en el mundo de los monólogos?

Con los monólogos sí, pero con el humor en euskera, o el humor, en general, no. Yo empecé durante la pandemia a subir vídeos a Tik Tok. Antes de eso, hace siete años, subía versiones de humor de reguetón en euskera a Youtube. Aprendí a tocar la guitarra en un local que teníamos hace mucho y todo comenzó ahí.

La pandemia dio mucho tiempo a los creadores de contenido que compaginaban el ‘hobby’ con el trabajo, ¿no?

Totalmente. Estábamos tanto tiempo ahí encerrados que decidí grabar vídeos. Muchas veces grababa, pero no subía nada. Una vez decidí subirlo y funcionó muy bien. A la gente le gustó. Ahí vi que la gente tenía ganas de consumir humor en euskera.

¿Cree que la gente todavía quiere consumir ese humor?

Sí. Al principio sólo éramos cuatro o cinco los que creábamos contenido de humor en euskera. Estos años se ha visto que hay más gente que ha decidido hacer lo mismo. Si te digo la verdad, yo ahora tendré menos visitas porque somos más personas creando contenido (y porque subo menos contenido), pero me hace mucha ilusión ver que la gente se sigue sumando a esto. Aun y todo es muy difícil porque, al final, nosotros tenemos unas costumbres o una percepción que nos dice que no al humor en euskera, al reguetón en euskera, al trap en euskera... Parece que en euskera sólo puedes hablar de trikitixa, eskupelota o bertsolaritza

Siguiendo con su historia. Una vez que fue a ‘Barre Librea’ decidió escribir más monólogos ¿Qué más pasos hay que dar para entrar en ese circuito, para que la gente te conozca o para que te llamen de distintos sitios para ir a actuar?

En Barre Librea coincidí con la zestoarra Maria Blanco. Más tarde, ella organizó una sesión de monólogos en el gaztetxe de Zestoa y me llamó para ir. Fue genial y de ahí a un año me llamó Antton Telleria y creamos un grupito que eramos Ana Goitia, Iker Plazaola, Antton Telleria y yo. En esa época comenzamos a llevar nuestros monólogos a distintos pueblos. Todo ha ido pasando por inercia, para cuando me he dado cuenta he estado haciendo chistes en muchos pueblos.

Lleva tres años delante del público. ¿Ha notado algún cambio de actitud en ellos o siguen siendo los mismos de cuando iba al principio?

Sí, ha cambiado muchísimo. Al principio la gente se creía que iba a ver teatro, pero un monólogo no es eso. El público que asiste a un show de este tipo tiene que estar preparado para todo, hasta para escuchar cosas que no quiere. En Donostia se hacía en el Doka el evento Egin Kar Kar e íbamos ahí a probar los textos. Eso también ayudó al crecimiento de los monólogos en euskera.

Aparte de lo que me ha contado, también es miembro del grupo de teatro Alprojak y además tiene su propio trabajo “normal”. ¿Cuántas horas tiene su día?

Pues creo que 24 horas (se ríe). Es verdad que muchas veces no tengo tiempo para darle vueltas a todo lo que quiero. Paso casi todo el día en el trabajo y cuando salgo a las 18.00 horas igual tengo que ir hasta Agurain en coche porque tengo monólogo a las 19.30 horas. Se me hace difícil encontrar el tiempo para escribir cosas nuevas. Muchas veces me viene la inspiración cuando estoy conduciendo o trabajando.

¿Pensaba que llegaría con su monólogo en euskera hasta Madrid?

Siempre he pensado que para salir de Euskal Herria tenía que hacer monólogos en castellano y mira. Tuve mis dilemas, pero siempre pensaba: “¿y por qué no en euskera?” Para el resto no lo sé, pero para mí tener esta oportunidad es un gran logro.

¿Hace chistes personalizados con el lugar? Es decir, ¿el contexto condiciona el chiste?

Sí. La cosa es que cuando hacemos el show en Euskal Herria tenemos más tiempo y sí intentamos adaptar los chistes. Aquí cada uno tendremos diez minutos y será sota caballo y rey, a tope desde el principio hasta el final.

¿Qué cree que le hace falta al humor en euskera para que llegue a más gente?

Lo primero que hace falta es que los medios de comunicación le den más visibilidad al humor en euskera. No sólo los medios, también las salas, que es donde podemos ofrecerlos. Hay que dejar a un lado tanta seriedad, tanta reflexión y la crítica. Está bien eso, pero hay que tener de todo. Desde que se dejó de emitir Wazemank no hay humor en euskera en la televisión, ni programas informales. Hay que abrir los ojos y probar nuevas cosas en euskera, porque humoristas en euskera ya los hay.