Los pellets que terminaron en las playas de Galicia tras caer al mar varios contenedores de un barco que navegaba frente a la costa de Portugal pusieron el foco en el riesgo que los plásticos y los microplásticos suponen para el medio marino y para el medioambiente, en general. El incidente terminó con millones de estas pequeñas bolas de plástico contaminando las aguas de Galicia y sus arenales. Su pequeño tamaño hace que sean ingeridos por los peces, al confundirlos con alimento. Este hecho supone una amenaza para la propia fauna y, por extensión, para el ser humano, al terminar muchos de esos peces en los mostradores de las pescaderías y en los puestos de venta de supermercados y grandes superficies, y pasar a formar parte de la cadena alimentaria de las personas.

Pese a la alarma que generó el suceso, lo cierto es la contaminación de mares y océanos con plásticos es una realidad que va más allá de un hecho aislado como el que se vivió en la costa atlántica gallega y las zonas limítrofes con los pellets de plástico. Se trata de una constante que se da día a día y en la que ingentes toneladas de bolsas y envases de plástico son canalizadas por los ríos camino del mar en todo el mundo. Hacer lo posible para frenar esos vertidos y evitar que acaben en el mar es uno de los objetivos que se ha marcado el colectivo ecologista Eguzki en Urola Erdia. Esta estrategia tiene uno de sus pilares en la colocación de rejillas de chapa galvanizada perforada bajo las barandillas situadas junto a los ríos para impedir, tal y como indican desde los promotores de esta iniciativa, “que los residuos que muchas veces son arrojados al suelo sin ningún pudor, como envoltorios de plástico de cajetillas de tabaco, colillas, envoltorios de snacks, botes de refrescos o pañuelos de papel, sean arrastrados por el viento al cauce del río y, en consecuencia, terminen llegando al mar.”

Aizarnazabal no ha querido ser ajeno a esta realidad y ha incorporado estas rejillas al proyecto de reforma de las barandilla y las aceras situadas a ambos lados del puente que da acceso al pueblo a través de la carretera GI-3031. “Las barandillas contiguas a los ríos y arroyos son puertas abiertas a los sistemas fluviales, lo que da lugar a que se acumulen residuos en sus márgenes, contaminando la fauna y la flora. Las rejillas que ha colocando el Ayuntamiento de Aizarnazabal actúan como un protector fluvial, evitando el vertido de basuras al río, al igual que las barandillas protegen a las personas del riesgo de caer a su cauce, lo que contribuye a la mejora del propio río y a la del mar. La preservación del mar empieza en nuestras casas, aunque no vivamos lejos de la primera línea de playa”, indicaron desde Eguzki.