En el mundo de la música también suele haber fichajes y el mejor que ha hecho la banda de Zumarraga es Teodoro Ruiz. Este azkoitiarra de origen navarro ha cumplido 50 años en la banda y le ha llegado la hora de dejarlo. Anteriormente, solo dos vecinos habían conseguido ese logro: Lander Zurdo y Martín Begiristain. Ruiz ha hecho el viaje entre Azkoitia y Zumarraga en cientos de ocasiones, para ensayar y tocar con la banda. Hoy será objeto de un más que merecido homenaje: sus amigos de la banda interpretarán sus canciones favoritas.

En 1987, en el homenaje a Jesús González Bastida. | FOTO: N.G.

El concierto Nafarrari, esker onez será en el salón Zelai Arizti de Zumarraga, a las 13.00 horas. La banda interpretará las obras El chupinazo, El caserío, Ordizia, Amparito Roca, Katiuska, Honrando a Navarra, Aires vascos y Adiós muchachos.

Con Jon Pérez, el músico más joven de la banda de Zumarraga. | FOTO: N.G.

Ruiz nació en Cáseda, Navarra, en 1947. “Me gusta la música desde niño. Mi padre trabajó en la construcción de la fábrica Afora de Azkotia. Allí, Txanbolin me vio con una trompeta pequeña y me regaló un requinto (un clarinete afinado en mi bemol). Tenía nueve años. Desde entonces, he tocado siempre con aquel instrumento”.

Bandas

Ha tocado en las bandas de Azkoitia, Legazpi, Urretxu y Zumarraga. Hace 50 años, la banda de Zumarraga estaba necesitada de músicos y Ruiz vino a Urola Garaia, junto con otros azkoitiarras. Se amoldó enseguida. “Allí donde me dejan tocar, me amoldo enseguida. En Zumarraga hice muy buenos amigos: Martín Begiristain, Canduela, Benito... Con aquellos anduve muy a gusto y con los jóvenes de hoy en día también”.

Ha hecho cientos de veces el trayecto de ida y vuelta a Zumarraga. La GI-631 es una carretera bastante peligrosa y hace algunos años tuvo un accidente, volviendo de Zumarraga a casa. “El coche patinó y me fui contra el monte. Mi Volvo me salvó la vida, pero me quedé sin coche”, recuerda.

No por eso dejó de venir a Zumarraga. “No he fallado casi nunca. Solo cuando he estado enfermo o ha hecho muy mal tiempo”. La carretera GI-631 se las trae y Ruiz es ya el único azkoitiarra que queda en la banda de Zumarraga.

Además de tocar en bandas de música, ha tocado durante muchos años en la ceremonia de entrega del Tambor de Oro y en los carnavales de Tolosa (con la txaranga de la sociedad Veleta). Son muy pocos los que tocan el requinto y es un buen músico y mejor compañero, por lo que siempre le han tenido en gran estima. Con la retirada de este azkoitiarra, la banda de música de Zumarraga se quedará sin requinto. “Los jóvenes no quieren tocar el requinto. Prefieren el clarinete. Notaremos su ausencia, sobre todo en los pasacalles”, comenta Aitor Andola, presidente de la banda de Zumarraga.

Operación

El requinto es un instrumento muy especial, con un sonido agudo. “Es más corto que el clarinete y hay que soplar más fuerte”, explica Ruiz. Su mujer, Mónica Hita, añade que a su marido le operaron del corazón y siguió tocando. “Soplar era bueno para la rehabilitación, por lo que en cuanto pudo, empezó a tocar”.

No en vano, disfruta tocando. “Me gusta tocar para la gente. Tocar lo que le gusta a la gente. Toco para ver contenta a la gente. Me gusta tocar especialmente para los mayores y las personas con discapacidad. Alegrar la vida a las personas que tienen problemas es muy bonito”. Durante la pandemia, todas las tardes, tras los aplausos a los sanitarios, tocaba en su balcón para los vecinos de la calle Julio Urkijo de Azkoitia. Andola dice que es incansable. “Toca después de todas las comidas y las cenas de la banda. Sabe poner ambiente”.

Los miembros de la banda le quieren dar las gracias por sus 50 años de dedicación y él también se muestra agradecido. “Siempre me he sentido muy querido. En la banda de Zumarraga hay muy buena gente y siempre me han cuidado muy bien. Saben que si me llaman, estaré a su disposición”.