Ya va quedando menos para que el magnífico órgano Stoltz-Frères de la parroquia de San Pedro de Bergara regrese a casa. La mirada está puesta a finales de junio, concretamente en la festividad del santo que da nombre a la iglesia, para hacer sonar de nuevo a esta joya musical, que en febrero de 2022 viajó a la ciudad francesa de Lyon para ser restaurada en las manos del experto organero Michel Jurine.

El equipo de Artez, ayer.

Mientras “más del 60%” de las piezas que conforman el instrumento romántico que se estrenó el 18 de marzo de 1889 ya están rehabilitadas, como detallaba ayer el organista de la parroquia de San Pedro, Aitor Olea, la caja de madera donde se aloja el Stoltz-Frères se prepara para recuperar su lustre. El equipo de la empresa Artez Restauración, integrado por Aida Payá, Maite Fernández y Aiora Elkoro, dirige esta actuación que se prolongará durante diez semanas. “Básicamente son labores de limpieza. La caja está en buen estado de conservación; en algunas tablas se aprecian ataques de xilófagos pero son antiguos; lo más deteriorado son las esculturas que la coronan y que presentan acumulación de polvo”, explicó Fernández. Payá destacó que resulta poco común que a lo largo de sus cuatro siglos las imágenes no hayan sido intervenidas. “Estamos acostumbradas a encontrarnos piezas distintas a como fueron creadas”, añadió.

Dos ángeles, San Matías y una virgen son las cuatro figuras barrocas que rematan la caja de ocho metros de alto (dos corresponden a la parte de la sillería del coro) y cinco de ancho que da cobijo al órgano. La semana pasada se pusieron manos a la obra y ya han aflorado algunas curiosidades: “Ha aparecido una figura de un niño por encima de la caja, en la parte de atrás, como si se hubiera guardado ahí. Pertenece a la escultura central que es una virgen (sus brazos han sido girados) y no Santa Águeda como se pensaba. Alguien, por devoción u otro motivo, quiso que esta imagen fuera una santa”, señaló Fernández.

Las restauradoras también han sacado a la luz la firma de Fermín Mendizabal, autor de la estructura de la caja que cubre el órgano por su derecha y trasera, y que data del siglo XIX (1888). La parte frontal es anterior, del XVII (1677-1678). Esta exquisita actuación, llevada a cabo por las profesionales de Artez, tiene un coste de unos 45.000 euros que asumirán la parroquia y la Diócesis de San Sebastián, aunque se buscarán “otras fuentes de financiación”.

el montaje

Tuvo que tomarse un obligado descanso por su delicada salud. Gracias al empeño de Bergarako Stoltz Frères Organoaren Lagunak se logró reunir el apoyo institucional con el que devolverle su esplendor a este instrumento del siglo XIX, considerado como la única pieza de estas dimensiones de la casa matriz que conserva la configuración más próxima al original. La cura de rejuvenecimiento del órgano, el cuarto que pone música a la iglesia de San Pedro, asciende a 468.100 euros y, como se anunció en su momento, será sufragada por la Diputación (aporta la mitad de la inversión; la parroquia (80.000 euros); el Consistorio (60.000); Donostiako Elizbarrutia (54.000); y la cantidad restante corre a cargo de las iniciativas de Stoltz Elkartea para salvar este excepcional ejemplar del patrimonio musical bergarés.

Una vez concluida la puesta en forma de la citada caja, habrá que montar los 2.343 tubos que dan cuerpo al instrumento. La idea de Jurine es iniciar en abril estas tareas que llevarán “unos dos meses y medio”. “Nos gustaría que el órgano estuviera listo para el día de San Pedro”, concluyó Olea.