Jueves. Son las once de la mañana y las voces adultas que viven y suenan entre las cuatro paredes de San Martin Egoitza se preparan para cantar. Desde el pasado noviembre, 25 personas mayores acuden a la cita semanal que capitanea Aitor Biain. Son las y los integrantes del coro Etxeko abesbatza que ha nacido al calor de la residencia oñatiarra. Alumbrado por la iniciativa puesta en marcha por Ganbara Faktoria en su vertiente más social.

“Queríamos emprender un nuevo proyecto y qué mejor forma de hacerlo que compartiendo emociones, experiencias y nociones de canto con las personas mayores”, cuenta Biain. El director pone el acento en los efectos positivos para el cerebro, la postura corporal, la respiración y el estado de ánimo que supone ponerse a entonar canciones. Salud a todo pulmón. Y si encima esta práctica se realiza en las filas de una formación coral los beneficios se multiplican; crece el nivel de satisfacción y el bienestar, en particular de los adultos mayores como avalan diferentes estudios.

“Les ayuda a ejercitar la memoria, a despertar recuerdos con melodías que de manera instantánea les transportan a través del tiempo, se fomenta el compañerismo y, sobre todo, trabajan en equipo y disfrutan”, relata Biain. Para ingresar en Etxeko abesbatza no hay que saber de música. “No es un requisito, porque no se viene a demostrar nada, sino a pasar un buen rato. A cantar e, incluso, a escuchar”, añade el director de agrupaciones como Ganbara abesbatza, Hots y el Orfeón Bergarés.

Aitorren hizkuntza zaharra, Aldapeko sagarraren, la habanera La Paloma... son algunas de las piezas que interpretan en el transcurso de una clase amena y dinámica. “Hemos formado un grupo muy majo”, señala Biain sobre sus pupilos y pupilas. Los gestos y las miradas de complicidad son mutuas. “El coro ha sido un gran acierto; con Aitor estamos de lujo”, asevera la oñatiarra Arantxa Madinabeitia Erostarbe, usuaria desde hace tres años del centro de día.

Un intercambio

Biain se estrena en esta experiencia con voces veteranas. “En Lazkao dirigí al coro de jubilados de la escuela de música, pero ya tenía su propio repertorio; era un formato distinto. Así que para mí está siendo también algo novedoso y súper positivo. Después de cada sesión me siento realizado; las aspiraciones más que musicales, que son muy pocas, son de ayuda y de enseñanza. Ver que lo que hacemos les gusta y se divierten es lo más importante, al igual que lo que recibo a cambio, que es muchísimo”, afirma este oñatiarra todoterreno, amante de los nuevos retos.

Que su hija cante en una agrupación coral le animó, en cierto modo, a Arantxa a enrolarse en la nueva actividad que a finales del pasado año echaba a andar en el centro San Martín. Aunque como detalla, con un sonrisa permanente en su rostro, participa “en todo” lo que se organiza en el centro de día, y por la tarde “hago yoga, dantza, paseo....; no paro”, recalca.

Llegaron a San Martin egoitza hace poco más de un año y dicen sentirse “muy a gusto”. La oñatiarra Maite Moyua Sukia y el aramaioarra Elías Mondragon no dudaron en sumarse al coro. Para la primera cantar ha sido parte de su vida. Las primeras frases en forma de canciones salieron de su boca cuando era una niña. “A los siete años cantaba sola en la iglesia de la escuela, en las Benedictinas”, rememora Maite, que fue miembro de Oñati abesbatza. “En la residencia se organizan muchas cosas”, destaca Elías, mientras enhebra pasajes del ayer y del hoy. Al casarse trasladó su residencia a Arrasate, después de vivir en Leintz Gatzaga según recuerda, antes de relatar que su vida “ha transcurrido entre el caserío y la fábrica”. “A la escuela fui muy poco”, puntualiza para, a continuación, regresar al presente y mostrar su satisfacción por unir su voz a la de otra veintena de cantores y cantoras.

Etxeko abesbatza es un coro de puertas para adentro. Que actúa en casa y que se interrelaciona con otros grupos locales que participan en la agenda cultural de la residencia. “No podemos olvidarnos de las personas mayores; es importantísimo y muy enriquecedor impulsar proyectos con ellas”, defiende Biain. El ensayo sigue el guion: preparación corporal, ejercicios de vocalización, reparto del repertorio…. Listas y listos para cantar.