La alegría y el color de cientos de disfraces, unidas a las ganas de juerga de jóvenes y adultos, volvieron a convertir la cita de ayer en una de las preferidas de las fiestas oñatiarras. El Tour de Francia recaló de nuevo en la localidad, mientras que la icónica Barbie inundaba de rosa las calles. Pero si los guiños a la ronda gala y la película más taquillera de 2023 fueron dos de las escenas más recurrentes, tampoco faltaron las reivindicaciones por un Usako libre de prohibiciones, después de una temporada estival para olvidar, y la manifestación del Día del orgullo legionario.

Parodias, mucho humor e ingenio marcaron el compás de la Bixamon de Rosario, en una jornada festiva en la que también se sirvieron cócteles, se disfrutó de un divertido resort en familia, cantó la tuna “veterana” de la universidad Sancti Spiritus, y hubo tiempo para los recuerdos en la historia más cercana de Oñati con un pequeño homenaje a la panadería Eskolatxo. En la colorista pasarela desfilaron, asimismo, los clásicos punkis, piratas y sevillanas, junto con los entrañables circos, y los personajes de la gran pantalla, como fue el caso de la perfecta villana de Disney Cruella de Vil, o el excéntrico Willy Wonka y su fábrica de chocolate.

Como no podía ser de otro modo, Errosaixo Bixamona volvió a brillar. Fue una traca final por todo lo alto, en la que hubo de todo: algunas cuadrillas llamaban la atención por el atrezzo, y otras lo hacían por el ambiente que creaban a su alrededor o la originalidad. Oñati regresa hoy a la rutina después de un maratón festivo que arrancó el pasado jueves y que ha tenido como protagonista al sofocante calor.