Situada a 1.900 metros sobre el nivel del mar, en pleno Alto Atlas de Marruecos, Taghia es una pequeña población de origen beréber asentada en un entorno montañoso ideal para los aficionados a la escalada. El azpeitiarra Aitzol Ibarzabal y el azkoitiarra Iñaki Arakistain viajaron juntos a ese destino en 2021 atraídos por sus espectaculares paredes. El viaje tuvo lugar en una época en la que había que convivir con las restricciones de la covid-19 y los desplazamientos estaban limitados. Las medidas de prevención frente a la pandemia todavía seguían vigentes y, pese a todo, cogieron el equipaje y se plantaron en Taghia. Lo cierto es que la experiencia no pudo ser más positiva. ” Salvo los habitantes de Taghia, no había ninguna otra persona más allí debido a la pandemia. Nos dijeron que hacía más de un año que no veían a un extranjero. Tuvimos todas las paredes que queríamos escalar a nuestra disposición”, recuerda Arakistain.

Entre escalada y escalada, Arakistain e Ibarzabal tuvieron tiempo de departir con los moradores de la zona y conocer mejor su forma de vida. Una tarde que se encontraban paseando por el pueblo vieron cómo llegaba un cargamento de víveres desde Casablanca, lo que les hizo pensar en las carencias que debían afrontar los habitantes de Taghia en su día a día y empezar a buscar la forma de dar respuesta a alguna de esas necesidades. Aquella idea inicial de ayudar a las personas que habían conocido en su estancia en el Alto Atlas quedó planeando sobre sus cabezas hasta que, una vez en casa, un encuentro sobre colaboración internacional que se celebró en el Centro del FP CIFP Tolosaldea LHII en el que trabajaba Arakistain hizo que tomara forma. Aquel encuentro sentó las bases de Taghia eguzkiz blai, un proyecto que tiene como premisas mejorar la vida de los pobladores de Taghia y, en la misma medida, implicar al alumnado del centro tolosarra en su ejecución, haciéndoles partícipe de su desarrollo de forma directa.

Una vez sentadas las bases, quedaba conocer qué prioridades tenían los moradores de Taghia. Ibarzabal y Arakistain contactaron con Mohamed, un amigo que habían hecho durante su estancia en la pequeña población marroquí, para hacerle llegar esta cuestión. “Convocó una reunión con el resto de los vecinos y una semana después, más o menos, llegó la respuesta. Lo que necesitaban era una fuente de energía para el motor que bombea el agua a los depósitos que tienen en la zona alta del pueblo. Creían que la solución pasaba por utilizar placas solares para generar la electricidad necesaria para ponerlo en marcha y posibilitar que el agua llegara a todos los hogares”.

Taghia cuenta con dos depósitos construidos por el Gobierno marroquí. Los depósitos están conectados a una red de suministro que llega a todas las casas. Por desgracia, llenarlos exige el uso de un sistema de bombeo que funciona por medio de un motor de gasóleo y el coste del combustible hace que mantenerlo resulte prohibitivo. “El gasóleo está al mismo precio que aquí y tenerlo en funcionamiento sale muy caro, por lo que el sistema de bombeo está apagado. Este hecho les obliga a desplazarse a buscar el agua fuera de sus casas, algo ilógico si tenemos en cuenta que si algo no falta en Taghia es agua”.

El entorno de Taghia ofrece grandes atractivos para los aficionados a la escalada Taghia eguzkiz blai

Marcado el objetivo, Arakistain e Ibarzabal dieron los primeros pasos para hacer realidad Taghia eguzkiz blai. Han pasado más de dos años desde entonces y, en estos momentos, el equipo de trabajo ha crecido con la incorporación de más aficionados a la escalada interesados en hacer mejor la vida de los vecinos de Taghia. A ellos se les suma el CIFP Tolosaldea LHII y sus alumnos, un elemento fundamental en ese equipo. De hecho, Taghia eguzkiz blai aúna un carácter solidario a la vez que pedagógico, al convertir a los alumnos del centro de Formación Profesional en agentes directos en el desarrollo del proyecto. Siguiendo la línea de formación basada en proyectos, el alumnado aporta los conocimientos adquiridos en las aulas para hacer realidad los objetivos de Taghia eguzkiz blai. “Un alumno fue el encargado de empezar la construcción de la web que sirve de soporte al proyecto, el alumnado de la rama de Administración trabaja en todo lo que está relacionado con el apartado online y, una vez que dispongamos de las placas, serán los alumnos del centro los que se encargarán de su preparación”. El proyecto va más allá y la idea es que varios de ellos se desplacen a Marruecos para participar en el montaje de la placas. “Taghia eguzkiz blai les hará afrontar un reto solidario real, en otro país y, además, con pocos recursos. Es un proyecto de aprendizaje en el que todos vamos a aprender y, además, lo vamos a hacer animados por la idea de ayudar a los demás”, indicó Arakistain.

Aportaciones

Al grupo de trabajo le sobra voluntad y entusiasmo, pero el dinero también es necesario para hacerlo realidad. La fórmula elegida para obtenerlo es un crownfounding dirigido a reunir los 50.000 euros necesarios para la adquisición de las placas solares y los gastos de su traslado e instalación. La campaña continúa en marcha y aquellos que quieran colaborar pueden hacer sus donaciones en la dirección de Internet https://taghiaeguzkizblai.eus-/es/aportaciones/.

Hasta el momento han recaudado una cantidad cercana a los 9.000 euros, por lo que queda camino por recorrer. En ese camino están encontrando el apoyo de varias empresas vascas y francesas, que les hacen mirar al futuro con optimismo. De hecho, tienen marcada en el calendario la fecha para empezar a instalar las placas solares. “Nuestra primera idea era instalarlas en noviembre, pero es prematuro. Nos hemos marcado abril como nueva fecha y, con el apoyo de las empresas y las aportaciones de los ciudadanos creemos que será posible”.