Desilusionante la corrida de La Palmosilla lidiada ayer en Azpeitia. Nobles todos pero faltos de fuerza y con muy poca transmisión. Ya el primero tuvo que volver por donde había salido, acompañado de los cabestros; sus fuerzas no daban para ser lidiado y el presidente, con buen criterio, sacó el pañuelo verde. Se abrió una ventana a la esperanza cuando Juan Ortega, en medio de un manojo de verónicas cuando sacaba al toro a los medios, cuajó tres o cuatro de esas que paran el tiempo: con la cadera encajada, las manos bajas, el capote lento y la figura compuesta. Ahí quedó todo. Decepcionó Ortega sobre todo por la forma en que trató al que cerraba plaza, con el que se dobló castigándolo mucho, y al que dio una lidia que negaba toda oportunidad al astado y al torero. El arrebato surgió en la lidia del quinto, en manos de Luque que venía a sustituir a Morante no se sabe muy bien por qué. Lo lógico sería que el de La Puebla hubiera sido sustituido por Urdiales, que fue el triunfador de la corrida del pasado domingo. Luque venía, entre otras cosas, suponemos, a quitarse el mal sabor que le dejó no desorejar al segundo de su lote de Ana Romero en la fecha ya señalada, lo que hubiera justificado su inclusión ayer en el cartel. Y así fue. Con el toro más potable del encierro bordó Luque el toreo con la muleta. La composición de la figura, preciosa, la cadencia y suavidad con que ofrecía la tela, por arriba en principio, embarcando al animal y desplazándolo toreado, como cosido en la muleta, largo, despacio, captaron toda atención. Así, fue dándole campo al toro que en esas condiciones de lidia, incluso mejoraba. Tanda a tanda, serie a serie. Si como decía aquel, se torea despacio, muy despacio, Luque dio ayer una gran lección de toreo. Desde los terrenos de toriles lo abrió, ya metido en el canasto, a los medios, y allí continuó su obra templada que culminó con adornos toreros mientras el público, ya de pie, enloquecía. Se gustó, todavía más, doblándose con el toro para preparar la suerte suprema. ¿Hay algo más bello que unos doblones lentos y cadenciosos, con el toro entregado y el brazo que torea y manda sobre la mole negra que es el toro? Ayer Luque nos volvió locos a todos.