Las fiestas de Trinidad dijeron ayer adiós a Elgoibar en una jornada marcada por el sol y el buen ambiente. La diana de la Banda Municipal de Txistularis anunció el inicio de una jornada que tuvo a la tamborrada de la Escuela de Música y Danza Inazio Bereziartua como uno de sus platos fuertes. Decenas de niñas y niños ataviados de cocineros, soldados, iñudes y artzaias se dieron cita en Kalegoen a las 12.00 horas. Bajo un sol de castigo y la atenta mirada de sus familiares, que intentaban plasmar con las cámaras de sus móviles el momento, interpretaron las piezas que componen el repertorio de esta celebración antes de encaminarse a la calle Santa Ana y recoger la carroza que les iba a acompañar durante la marcha. A diferencia de otras ocasiones, ayer se echó a faltar la figura de la capitana que solía encabezar el recorrido a caballo. El ejemplar del que disponían se mostró particularmente nervioso y se optó prescindir él por razones de seguridad. Pese a este detalle, la celebración fue un éxito e inundó de música y color las calles de Elgoibar antes de volver a Kalegoen, donde pusieron el punto final al recorrido.
A pocos metros de allí, una veintena de artesanos mostraban sus mejores productos en la XXVIII Feria de Artesanía. Los que se acercaron a Lekueder tuvieron la oportunidad de admirar y adquirir los más variados productos, desde joyas, a trabajos en tela, cuero y hierro, pasando por manualidades, cestería, serigrafía, ferrería, marionetas y jabones naturales.
El día de ayer puso el cierre a una jornada que se vio precedida de víspera del día de Trinidad. La Feria Especial de Trinidades volvió a mostrar lo mejor de la ganadería de Elgoibar. Acogió también el concurso de sidra local, que se resolvió con la victoria del casería Armaxio. La noche tuvo como protagonista a la tamborrada de Atabal, una marcha que este año ha contado con la participación de 220 personas e hizo las delicias de los que siguieron su desarrollo.
