En ciclismo, se les llama monumentos a las cinco clásicas más prestigiosas del calendario: Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastoña-Lieja y Giro de Lombardía. Las cinco nacieron antes de la Primera Guerra Mundial y cada una tiene sus propias características. Todas tienen su versión para cicloturistas y el urretxuarra Iñaki Lizarazu y el ormaiztegiarra Arkaitz Arzelus han hecho ya cuatro de ellas. Sólo les falta la Milán-San Remo. La harán este domingo.

Arzelus tiene 46 años y de joven llegó a competir. Lizarazu tiene 51 años y de joven practicó la sokatira en el equipo Golden de Urretxu y Zumarraga. Se conocieron a través del ciclista de Itsasondo Zugaitz Ayuso, hace ya unos 20 años. Hicieron buenas migas y, en lo que al ciclismo respecta, son inseparables. Sus amigos les llaman Zipi y Zape.

De hecho, han vivido tantas aventuras como los dos hermanos de los tebeos. Su primer monumento fue la París-Roubaix de 2008. En 2009 hicieron el Tour de Flandes, en 2012 la Lieja-Bastoña-Lieja y el año pasado el Giro de Lombardía. “Cuando empezamos, hacíamos una prueba cada año. Pero nos parecía que Italia estaba lejos. El año pasado fuimos a Siena, a tomar parte en la Strade Bianche, y pasamos por San Remo. Vimos el Poggio y decidimos hacer también la Milán-San Remo”.

Esta clásica la harán por vez primera, pero en otros monumentos han repetido. También han participado en otras clásicas, como la Amstel Gold Race. Dicen que cada prueba tiene su encanto. “La Strade Bianche no está entre los monumentos, pero merece la pena. El paisaje es precioso. La París-Roubaix es muy dura, pero espectacular. La Lieja-Bastoña-Lieja la hicimos con muy mal tiempo. La temperatura no pasó de los cinco grados y no dejó de nevar, granizar y llover desde que salimos hasta que llegamos a meta. En cuanto a al Giro de Lombardía, es una prueba muy bonita. No es tan larga como la de los profesionales”.

Las aficiones y los ciclistas también varían de un lugar a otro. “Los holandeses son tranquilos, los belgas saben mucho de ciclismo, los italianos son muy ruidosos... La afición vasca también es muy buena y somos muy conocidos. Cuando fuimos a hacer el Giro de Lombardía, salimos a dar una vuelta y enseguida se dieron cuenta de que éramos vascos: no entendían nada de lo que decíamos y llevábamos bicicletas de marcas vascas”.

Este fin de semana volverán a Italia. “La Milán-San Remo para cicloturistas, al igual que la de los profesionales, tiene más de 300 kilómetros. Es una prueba muy larga, pero creemos que vamos bien preparados. En Italia se va muy rápido. Son muy competitivos y no respetan las normas de tráfico. En Bélgica y Holanda van más tranquilos”.

Una vez completados los cinco monumentos, dejarán de participar en estas clásicas. “Queremos ir a los Alpes y los Dolomitas, pues no los conocemos. Allí, iremos con la familia”. Recomiendan a los jóvenes conocer los monumentos. “Hacer la Quebrantahuesos está muy bien, pero los monumentos tienen un encanto especial: en esas clásicas han participado los mejores ciclistas de la historia”.

Todos ellos contaban con grandes gregarios, pero ninguno con un escudero tan fiel como Arzelus o Lizarazu. “Hacemos todo el recorrido juntos. Nunca dejamos al otro atrás. Y, después de tantos años, no necesitamos hablar para saber cómo se encuentra el otro. Nos basta con una mirada. Los que salen con nosotros los domingos nos dicen que parecemos un matrimonio, pues siempre estamos discutiendo”.

¿Y qué dicen sus otras parejas? “Ellas sí que merecen un monumento...”, reconocen.