Deba
– La septaria es una roca que engaña. Bajo la apariencia de un simple canto rodado esconde un interior de particular belleza caracterizado por formas poliédricas regulares radiales o concéntricas, definidas por el contraste entre el negro y el blanco de los minerales que la componen. Deba no es ajeno a este tipo de rocas. En la parte oriental de la playa de Lapari hay localizado un filón con nódulos muy especiales que, como no podía ser de otra manera, son conocidos con el nombre de septarias de Deba. El Ayuntamiento de la localidad quiere poner en valor ese patrimonio y, con ese fin, ha adquirido una colección formada por un centenar de rocas de esa tipología. La colección será gestionada por el Geoparque de la Costa Vasca, que se encargará de darlas a conocer en una muestra permanente en la que se incluirán piezas de otros lugares. De hecho, otro de los objetivos del proyecto es destinar parte de la colección a programas internacionales de intercambio con museos y entidades divulgativas para dar forma a exposiciones centradas en esta roca sedimentaria tan estimada por coleccionistas y comerciantes de minerales.
La septaria puede desarrollar diámetros que, en casos excepcionales, llegan a ser de un metro. No es el caso de las septarias localizadas hasta la fecha en Deba, que presentan diámetros que oscilan entre los cinco y los 25 centímetros. Pese a todo, su belleza hace que sean muy codiciadas, lo que ha jugado en su contra en demasiadas ocasiones y ha obligado a adoptar medidas para su preservación. Tal y como se señala desde el Geoparque, “las primeras publicaciones sobre las septarias de Deba datan de 1958. La parte superior del filón ha sido totalmente destruida por obras, y en la playa, coleccionistas extranjeros y locales han recogido gran cantidad de ejemplares. El filón ha sido declarado de especial protección dentro del biotopo litoral Deba-Zumaia por lo que la recogida de septarias está absolutamente prohibida sin el permiso del órgano gestor del biotopo”. – AZ