“No existen espacios de juego específicos para la franja de edad de cero a dos años, y tampoco de 14 a 16 años. Además, se detecta la necesidad de arreglar y optimizar algunas de las áreas actuales, enriquecerlas con nuevos elementos y potenciar la accesibilidad”, detalló el concejal de Infancia y Juventud, Iker Oñate, en alusión a las conclusiones que arroja el diagnóstico que el Consistorio oñatiarra encargó en abril del año pasado. Un trabajo que ha puesto sobre la mesa cuál es la demanda en el ocio recreativo, y qué actuaciones e inversiones hay que llevar a cabo. “Es más que una hoja de ruta; será un mapa y una brújula a la hora de mejorar o crear espacios”, añadió la alcaldesa, Izaro Elorza.

De la mano de la empresa Projekta Urbes se han chequeado más de una veintena de zonas de juegos distribuidas por todo el municipio, algunas dentro del concepto más clásico de parques infantiles, otras para la práctica de deportes urbanos y también para desarrollar el juego libre, pero todas ellas entendidas como lugares que favorecen la socialización. Garai, Correos, la Plaza, Goiena, Errekalde, Ugarkalde, Olakua, San Martín, los barrios rurales y los enclaves naturales son las zonas que se recogen en el plan municipal Jolastuku.

“El objetivo principal continúa siendo lúdico, aunque añadiendo nuevos parámetros. Áreas con valor recreativo, bien diseñadas e inclusivas para que se pueda jugar sin limitación, sin importar la edad, el sexo o si se tiene alguna discapacidad”, insistió Oñate.

Tras este análisis, el Gobierno municipal precisó que los presupuestos de este año reservan 300.000 euros a las áreas de ocio infantil: 100.000 euros para adecuar uno o varios espacios para los más txikis, y 200.000 euros para el colectivo de 8 a 14 años (esta última fue una de las propuestas más votadas en los presupuestos participativos de cara a 2023-2024).

participativo

Por su parte, el técnico de Infancia y Juventud, Ion López, expuso que el diagnóstico se ha reforzado con las aportaciones de las y los usuarios de los distintos espacios recreativos. Y es en este apartado donde los padres y madres de los más pequeños pusieron el acento en la “dificultosa convivencia con niñas y niños más mayores, o el miedo a los perros y la proliferación de heces caninas en zonas verdes”, enumeró López.

El Gobierno municipal ha decidido, de este modo, iniciar la ronda de actuaciones poniendo el foco en la franja de edad de cero a dos años. De momento no hay ninguna ubicación concreta porque, en palabras de la regidora oñatiarra, “hay que valorar si crear una gran área de juego o diversas de formato más pequeño”.

Aunar el aspecto lúdico y socializador; fomentar la igualdad, la inclusión y los juegos en grupo; habilitar espacios dinámicos, accesibles y bien comunicados, con un perfil concreto de usuarios y conectados con la naturaleza son los criterios que se tendrán en cuenta a la hora de diseñar las futuras infraestructuras lúdicas.