Los resultados hablan por sí solos. El 70-80% de las personas participantes en el programa de empleo formativo, o tuvieron acceso a un contrato de trabajo, o en el caso de los más jóvenes continuaron con su proceso de formación y cualificación. En aquella primera experiencia que se desarrolló en 2019 y 2020 con una treintena de usuarios y usuarias, el programa Lan r Bai, que ejerce de puente para la inserción laboral de arrasatearras en situación de exclusión social, recogió sus frutos.

Desde entonces el proyecto no ha estado de brazos cruzados, pero es ahora cuando va a dar el salto para ofrecer un “servicio integral” de empleo formativo, que se abre a nuevos perfiles y recursos que suman fuerzas para apoyar a los colectivos vulnerables de cara a su integración estable en el mercado de trabajo.

Así, durante este año y el siguiente, con el respaldo de la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de la convocatoria Elkar Ekin Lanean: Estrategia para la activación y la empleabilidad inclusiva, que pone el foco en el colectivo de 16 a 25 años, y la Mancomunidad de Debagoiena, 60 arrasatearras de diversas edades (se prevé que la cifra vaya aumentando) tomarán parte en este programa que tiene su base de operaciones en las dos viviendas municipales de los números 1 y 3 de la calle Hondarribia (junto al ascensor del barrio de Makatzena). De hecho, el Ayuntamiento ha acometido en los últimos años una inversión de 110.000 euros para hacer el edificio más seguro y accesible con el propósito de reconvertirlo en una escuela-taller.

“Viendo que la vida de los participantes ha mejorado y su grado de satisfacción, hemos apostado por reforzar el programa”, explicaba ayer la edil de Desarrollo Comunitario, Maitane Muñoz. De hecho, este proyecto pionero recibió la distinción “de buenas prácticas” por parte del ente foral, y quiere exportarse a otras localidades, para empezar, a Soraluze.

Reformar la vivienda y el entorno

“Se trata de ayudarles a estructurar la vida diaria, ofreciéndoles una tutorización individual con un itinerario personalizado, talleres grupales, y orientación y capacitación laboral”, destacaron el coordinador del programa, Javier Jiménez, y la educadora Leire García, integrantes de la asociación Kalexka con la que trabaja el Consistorio arrasatearra.

Así, con una inversión de 420.000 euros en dos años (160.000 los aportan las arcas locales, y el resto la Diputación), en una primera fase, este 2023, las y los participantes seguirán recuperando el edificio de la calle Hondarribia y su entorno (reformar la puerta de entrada del inmueble ya en uso, las escaleras de acceso, reconstruir los invernaderos, la huerta…). En 2024 se rehabilitará la segunda vivienda para convertirla en un espacio de talleres formativos permanentes (albañilería, jardinería, carpintería...).