Se palpaba en el ambiente que ayer había muchas ganas de fiesta en Arrasate. Después de dos años enmudecida, la jornada del 22 de diciembre devolvió a la localidad cerrajera su típica estampa de la antesala navideña. Santamasak regresó por la puerta grande, con todos sus atractivos y una muchedumbre que cayó rendida a sus pies.

Arrasate volvió a transformar su centro urbano en un gigantesco recinto ferial en el que la afluencia de gente se dejó sentir tanto en las calles abarrotadas, como en las colas para hacerse con un talo relleno de txistorra, panceta, queso o chocolate para los paladares más golosos. Este fue, sin duda, uno de los inconfundibles sabores y aromas de la fiesta, además del que desprendían el medio centenar de expositores de alimentación colocados bajo la pérgola de Biteri.

Mientras tanto, la plaza Seber Altube era el punto de encuentro de baserritarras y productos de la huerta. “Este día es para mostrar lo que hacemos más que para vender”, explicaba el arrasatearra Asier Garai, que está al frente de Eskubaratz SZ, junto a los bergararras Jon Ruiz de Egino y Nere Aspiazu, y el mañariarra Julen Azkoaga. Este proyecto con sede en el municipio vizcaino de Izurtza, y dedicado a la producción agroecológica, se hizo con el primer premio del concurso de verduras (250 euros más trofeo) que organiza el Consistorio.

Para Garai ayer fue su primer día en la feria de santamasak; una cita que le hacía “especial ilusión, por eso de estar en mi pueblo”, reconocía este joven con la sonrisa en el rostro. En el segundo puesto de la categoría de verduras se clasificó la arrasatearra Ane Gorosabel del caserío Elkoro de San Prudentzio (200 euros). Itziar Eguidazu recibió la distinción al mejor expositor local (250 euros), seguido del de Naiara Uriarte (200 euros), y en tercer lugar quedó Gaizka Olabarrieta (150 euros). La mención especial en panes se la llevó Ainara Abasolo (Irrika Gluten Free; 150 euros).

Premios desiertos en frutas

Los dos premios en frutas, sin embargo, quedaron desiertos, al igual que la mención especial a las verduras ecológicas. Y de lo mejor de cada caserío a lo mejor de cada granja. A pesar de la ausencia de las aves por la gripe aviar, y de las disquisiciones sobre si ayer hubo más o menos animales que en otras ediciones, lo cierto es que los seres de cuatro patas fueron uno de los mayores reclamos. Como novedad, Mikel Velasko realizó una exhibición de esquileo de ovejas. La ganadería comarcal compitió en atracción con la cerda Txerrinsky, dentro de una celebración donde no faltó la artesanía, las dantzas, los trikitilaris y txistularis poniendo la banda sonora en cada rincón de la villa… En tres palabras: una jornada redonda.