Lo que empezó como una excursión con su nieta Elene acabó con Ángel Arruti Insausti (Donostia, 1949) escribiendo un libro sobre la historia de su ciudad, centrado en el monte Urgull, la zona del muelle y la Parte Vieja. De ser su zona habitual de juegos cuando era un niño, allá por los años 50 y 60, a lo que es en la actualidad, estos lugares de la capital guipuzcoana han cambiado de forma notable, tal y como queda reflejado en 'Donostia. Su historia con el aitona', un libro sencillo y entrañable que ofrece bonitas pinceladas de lo que era Donostia hace unas décadas y que ofrece también apuntes sobre la historia de la ciudad.
"Después del confinamiento solía venir paseando de Gros a Urgull, lo que supuso para mí un reencuentro con el monte, que era el lugar donde solía estar cuando era crío. Mi nieta Elene me decía: Aitona, me tienes que enseñar todo lo de Urgull. Porque yo le solía contar historias. Vinimos un día de excursión y al bajar le quise comprar un libro para niños sobre este tema y no había. Le dije: Ya te voy a escribir yo algo. Iba a ser una historia sencilla, pero me fui liando y buscando información y salió esto", dice señalando su libro, que lo ha publicado en castellano y en euskera y se puede comprar en las librerías Elkar. Después de toda una vida trabajando en la gestión de empresas, Ángel Arruti está ahora jubilado y esta es su primera experiencia como escritor.
"Soy de la calle Mayor. Todavía me vienen los sonidos y los olores del muelle, muy característicos. Era una sinfonía de olores. De chavales jugábamos por aquí", rememora desde Portaletas, el lugar que ha elegido para la foto que ilustra este reportaje, ya que, entre otras cosas, esta antigua entrada a la ciudad señala la verdadera altura de la muralla que en su momento protegió Donostia y que empezó a derribarse en 1863.
ANÉCDOTAS DE LA INFANCIA
Ahí es también donde empieza Ángel a relatar a su nieta anécdotas como que en el muelle había un lavadero donde las mujeres acudían con sus cestos a lavar la ropa -se conserva aún la fuente-, la imagen de los vecinos con las toallas para asearse en la casa de baños (situada donde está ahora la Sociedad Fotográfica) o la historia de Aita Mari, a quien se le hizo un gran homenaje tras su muerte en la Plaza de la Constitución, entonces llamada Plaza Nueva. Le explica a su vez el origen del Paseo de los Curas y la Batería de las Damas, ya en Urgull, donde se desarrolla buena parte del libro.
"Urgull es la gran asignatura pendiente del Ayuntamiento. Me da pena cómo está. Ha habido acciones puntuales, pero no ha habido un plan integral para ponerlo en valor, restaurar ciertas partes. Si hay gente mayor que me ha dicho que no conocía la historia, imagínate los jóvenes", se lamenta: "Algunos amigos y conocidos me están diciendo que van a volver a Urgull después de leer el libro para fijarse en las cosas que cuento".
"Hay zonas de Urgull que se están cayendo y se podrían restaurar y darles valor, por ejemplo, hacer pequeños museos monográficos. En la zona de Bardocas hay un edificio que está muy dejado y tiene su historia, pero lo único que hacen es tapiarlo y ya está. Lo tenemos ahí en plena ciudad, hay que darle valor a la historia del monte. Cuánta gente desconoce, por ejemplo, la ligazón de Urgull con la guerra de la independencia de Cuba", comenta, y pone algún ejemplo más: "Tampoco se sabe que en el castillo, en lugar de los puentes de piedra actuales, había puentes levadizos de madera. Están los huecos en la pared. Y el Cementerio de los Ingleses cómo está... me quedé asustado cuando volví. Está dejado. Para nosotros era como un parque dentro de Urgull. Ibas ahí y pasabas el día". Un buen ejemplo de lo que se puede hacer es el museo que se encuentra en el castillo: "Está muy bien, pero vamos a hacer eso mismo con otras partes del monte".
La galería de tiro es otro de esos lugares históricos del monte. "Todavía se ven las marcas de las balas, pero está hecho un asco", denuncia este vecino donostiarra, que aprovecha esta localización para hacer un poco de historia en su libro. En un momento de la excursión, él y su nieta están descansando después de comerse un bocadillo que han cogido en La Bretxa, Elene entra en la galería, llega hasta el final y sale por el otro lado... a la Donostia de 1813, en un viaje imaginario "a las horas previas al incendio", explica Ángel Arruti: "Es una licencia que me he permitido para hacer un poco de historia y contar cómo era la ciudad entonces".
"TRANSFORMACIÓN BRUTAL"
Cree Ángel que la Parte Vieja está sufriendo "una transformación brutal en los últimos años": "Hay un proceso en el que la gente de Donostia no está viniendo a lo Viejo, la gente se queda a potear en los barrios. El centro de la ciudad y la Parte Vieja están perdiendo su personalidad". Los cambios son tan evidentes en poco más de medio siglo que "parece que el libro está escrito por una persona mucho mayor". "Pero yo nací en el 49 y lo que cuento son lugares que había en los años 50 y principios de los 60".
Este vecino de la Parte Vieja aclara también que "no" es historiador: "Solo trato de sensibilizar a la gente sobre Urgull y la historia de la ciudad, mantener un poco la llama". De hecho, en la bibliografía menciona varios libros en los que se ha basado y destaca dos obras: Fortificaciones en Monte Urgull y Geografía e historia de Donostia, ambas de José Antonio Sáez García: "Es una persona que sabe mucho de Urgull y sus libros me han enseñado mucho, son una maravilla". El resto de lo que cuenta es "cosecha propia", fruto de sus incontables horas de paseo.