Vivimos en un mundo que cada día se digitaliza un poco más, que incita al consumo -muchas veces innecesario- y a lo inmediato. Nos hemos acostumbrado a vivir deprisa, estresados, con los niveles de ansiedad por las nubes, sin tiempo para nada. Pero sí para pasarnos horas y horas mirando una pantalla y comprar algo que nos gusta “en un simple clic”. Ahí está el problema, en el “simple clic”, que ha hecho que un centro comercial como El Corte Inglés de Eibar, entre otros, tenga que cerrar al público para reconvertir sus 20.000 metros cuadrados en “un proyecto de innovación digital”. Un “simple clic” que le pega una patada a lo tradicional y da la bienvenida a algo totalmente desconocido para muchas personas. Un “simple clic” que poco a poco va terminando con muchos negocios. Y con nosotros también.