- Las colas que se ven estos días de verano en Donostia no solo afectan a los bares, restaurantes y comercios con aforo reducido, también los vehículos turísticos que recorren la capital guipuzcoana atraen a los visitantes hasta el punto de provocar hileras de personas a la espera de subirse a ellos para conocer, o repasar, Donostia. Se perciben, especialmente por las mañana, en el paseo de la República Argentina, donde para el autobús turístico, y en el paseo de Salamanca, donde lo hace el tren txu-txu.

Ambos transportes para visitantes, de la empresa City Tour, están llevando a cabo estos días sus recorridos sin apenas plazas libres. Una sorpresa para sus responsables, que este verano especial han sacado a la calle una unidad de cada tipo de vehículo, aunque tienen dos de cada.

El encargado de la empresa en Donostia, Ramón Lorenzo, se muestra feliz de ver animación en las calles y destaca que este verano está siendo totalmente diferente al pasado. "En agosto del pasado año empezamos a trabajar solo los fines de semana y para septiembre hubo que dejarlo. Fue una catástrofe", recuerda el trabajador, que compagina la tarea de conductor con otras labores. "Venía muy poca gente y en septiembre hubo que dejar de operar porque era absurdo. Además de las pérdidas que se generaban, que hubiera pocas personas daba una sensación de inseguridad poco agradable", señala.

Pero este mes de agosto, desde que empezó el servicio del autobús y del tren, está resultando todo lo contrario, algo que no esperaban los gestores de City Tour. "Estamos saliendo llenos", destaca Lorenzo con una sonrisa que se adivina bajo la mascarilla y se retira para la fotografía.

Y es que el protector buconasal es imprescindible para subir a ambos vehículos turísticos, donde las personas viajan ahora igual de prietas que hace dos años, aunque con más conciencia de ello. "Especialmente en el tren turístico, la gente se da cuenta de que se encuentra muy cerca, aunque el habitáculo no es cerrado y el aire que se respira es el mismo que el de la calle", explica Lorenzo. En este vehículo caben 67 personas.

Algo más lo hacen en el autobús, un total de 71. De ellas, medio centenar de plazas se sitúan en el piso alto, al aire libre, y el resto en el bajo, donde suele haber menos gente.

Cada uno de los dos vehículos de color rojo tienen un público algo diferente, según señala el responsable. Según la experiencia adquirida en los últimos cuatro años de trabajo en el sector, el tren turístico acoge más a familias y a franceses como principales clientes. "En su país hay mucha cultura de este tipo de trenecitos y se animan más", dice Lorenzo. También parejas de donostiarras y guipuzcoanos con sus hijos pequeños son frecuentes en el tren txutxu, que se denomina así de modo popular aunque no de modo oficial, añade. El tren con ruedas es también muy utilizado por quienes tienen pereza de pasear y quieren recorrer la ciudad sin cansarse. El precio es de cinco euros para adultos y de tres para los mayores de cinco años. Los menores no pagan.

El billete en el autobús es más caro (12 euros para adultos, seis para menores de cinco y gratis para los más pequeños), pero permite hacer uso del vehículo con distintas paradas de un día para otro. Cada viajero recibe un mapa con los horarios de cada punto de recogida y bajada, de modo que puedan planificar sus idas y venidas.

En este caso, el visitante puede aprovechar para trasladarse de un punto turístico a otro de la ciudad y hacerlo en varias ocasiones en 24 horas. Con el cierre de la calle San Martin, City Tour ya no va y vuelve por el paseo de La Concha, como en el pasado. El retorno al Centro se lleva a cabo por Pío Baroja, el Palacio de Aiete, que atrae a mucho visitante, y Pío XII. De aquí, muchas personas se dirigen a ver en persona el estadio de Anoeta, explica Lorenzo.

Público extranjero, sin predominio del francés, y de distintas comunidades del Estado es el más numeroso en el autobús de dos pisos, que tarda una hora en hacer la vuelta completa, con el permiso del tráfico.

"Se está recobrando la alegría en la ciudad y hay que recordar que mucha gente vive del turismo, especialmente personas que no tienen un calificación específica, aunque puedo entender al que le moleste que le pongan varios pisos turísticos y no conozca ya a nadie de su vecindad", comenta Lorenzo.

"En agosto del pasado verano fue una catástrofe; ahora estamos saliendo llenos"

Conductor del autobús turístico