a sido algo enriquecedor. A pesar de la situación que tenemos hubo un punto de unión; dejando de lado y olvidando por unas horas la realidad en la que vivo”. “Creo que hablábamos el mismo idioma. Noté que había algo dentro de mí, me absorbió. La experiencia fue muy gratificante”. Estos son solo algunos de los testimonios que desgranan las personas que han tomado parte en las sesiones de coaching con caballos que tienen como escenario el paraje natural que rodea al caserío Zurdoena del barrio de Meatzerreka, enclavado en las faldas del monte Udalaitz de Arrasate. Katearen Loturak, la asociación creada por familiares de jóvenes con problemas comportamentales y de adicciones, en ocasiones asociados con la patología dual, ha encontrado en esta actividad terapéutica una alternativa eficaz para dar respuesta a los problemas que los organismos públicos no les han podido facilitar.

Desde su propia vivencia, conocedora de los beneficios que reporta el coaching con caballos, Mari Luz Casatorre, que es miembro de Katearen Loturak, tocó la puerta de Reflejo Caballo, el proyecto alumbrado bajo el paraguas de la asociación Sustraibarri, que capitanean Goizane Arce y María Ruiz de Azua. “Nos lo planteamos como un reto y una oportunidad al mismo tiempo”, explica Goizane. Una “prueba piloto” que, de momento, se ha traducido en dos encuentros: el desarrollado en noviembre con jóvenes con problemas de adicciones (con o sin sustancias), y el que se llevó a cabo en junio con familiares.

“Cuando miras a un caballo te ves a ti mismo; el puro reflejo de quién eres en realidad, sin máscaras. Es experto en percibir emociones, intenciones y sensaciones. Hace de espejo, ya que por su naturaleza animal mira más allá del ego o del disfraz de cada persona; la ve tal y cómo es en cada momento y situación, y da una respuesta certera a cada una de ellas”, destacan las expertas Goizane y María, que ejercen de facilitadoras en las sesiones que permiten a los participantes adentrarse en el apasionante mundo de la equioemocionalidad.

Son encuentros individuales o grupales donde el caballo es el maestro. El guía para “conocerte mejor”. “Se recrean situaciones metafóricas de la vida real mediante actividades realizadas en colaboración con estos animales, siempre pie a tierra. Cada paso que dé el o la participante hacia adelante será incorporado en su sistema límbico por el mero hecho de haberlo vivido”, cuenta Ruiz de Azua.

Ante una problemática compleja como son las adicciones, y en un escenario en el que, según insisten, las “distintas administraciones públicas no se implican realmente a la hora de abordar y plantear soluciones integrales”, echa a andar la asociación Katearen Loturak que dentro de sus quehaceres ha incluido el programa terapéutico con caballos. “Es una experiencia diferente. En el ámbito de la problemática multifactorial de las adicciones es una excelente forma de motivar y atraer a las personas afectadas para trabajarse a sí mismas y obtener herramientas que faciliten el desarrollo y autoconciencia personales, así como habilidades para gestionar las frustraciones”, expone Casatorre.

Al aire libre y en plena naturaleza, conectando con sensaciones y compartiendo, a su vez, la experiencia con otras personas que hacen frente a una situación similar. “El coaching con caballos es una buena forma para liberar las emociones. Los asistentes se sienten seguros y no juzgados por el caballo, y esto hace que se abran más fácilmente y que se pueda trabajar de forma más rápida y eficaz en el ámbito del autoconocimiento”, recalcan las responsables del programa.

Potencia los compromisos, motiva a cambiar, detecta las áreas a mejorar, ayuda a encontrar el equilibrio para tomar decisiones y actuar en consecuencia, además de mejorar la gestión, la dirección y el liderazgo, renovar la visión de las relaciones personales... Así funciona esta actividad terapéutica, que en Arrasate ha dado sus primeros pasos gracias al empeño de Katearen Loturak y la voluntad y profesionalidad de Reflejo Caballo.

Una apuesta por un programa que da resultados y que requiere, asimismo, del compromiso de las instituciones. “Como asociación presentamos nuestros proyectos en ayuntamientos de la comarca, en la Diputación y el Gobierno Vasco, con el fin de conseguir el respaldo económico necesario para poder llevarlos adelante. Pero las ayudas que nos conceden están muy lejos de cubrir el presupuesto de estos programas, que la asociación por sí sola no puede asumir”, lamentan desde Katearen Loturak.

La actividad terapéutica que han ideado con los caballos es más ambiciosa. Hasta el momento se han realizado dos sesiones a la espera de que lleguen ayudas económicas. “Se plantean nueve meses; un curso completo, trabajando en paralelo con el psicoterapeuta para ir viendo la evolución del usuario o usuaria, y si se han logrado los objetivos”, precisa Arce. De hecho, Katearen Loturak tiene entre manos un segundo proyecto, en este caso en sintonía con el centro de psicoterapia humanista Erain.

“El coaching con caballos es muy potente. En un solo encuentro es palpable que hay cambios dentro de los participantes, sobre todo de motivación, de sentirse a gusto, de compartir. Hay que darle continuidad”, incide Ruiz de Azua.

Las adicciones son “una enfermedad de las emociones”. “Y para trabajar estas últimas el caballo es brutal”, aseveran. “Está despertando algo en mí que estaba como dormido o quizá en negación. Son muchas las sensaciones que tengo”, sentencia uno de los participantes.