el papel pintado al gotelé; del gotelé a las pinturas lisas; de las pinturas lisas a los colores claros; y de los colores claros vuelta al papel pintado. Una pequeña tienda del barrio donostiarra de Gros ha vivido de primera mano los cambios y las modas de la decoración para hogar de las últimas cinco décadas. El pasado 26 de enero Plastizabal cumplió sus bodas de oro siendo fiel a su esencia de ser más que un establecimiento de productos para el mantenimiento del hogar; un espacio "de asesoramiento" que poco tiene que ver con las cadenas de grandes almacenes.

Aunque tal y como indica el registro consistorial, Plastizabal comenzó oficialmente su andadura el 26 de enero de 1971 en la calle Segundo Izpizua de Gros, el germen de esta futura tienda de decoración se inició a pocos metros de distancia. Valentín Zabalza abrió un pequeño almacén de papel pintado que, ante la carga de trabajo, creció hasta necesitar de su nueva ubicación. Cinco décadas después, Iñaki y Ana Zabalza continúan en el mismo lugar.

"Durante los primeros años solo fue almacén. Por entonces, el papel pintado tenía mucha importancia y había mucho trabajo, pero con los años las tendencias en decoración fueron cambiando y se decidió seguir con una parte pequeña de almacén pero centrando el mayor peso a la tienda", relatan a este periódico sus propietarios.

En este medio siglo ambos han sido testigos de todas las tendencias que han ido llegando, desde las, visto con los ojos de hoy, más detestables, como el gotelé, hasta las que parecen no pasar de moda, como el papel pintado. "Antes se usaba para tapar las grietas y los huecos feos de la casa y hoy en día se escoge de cualquier tipo y color y de las formas más originales", relata Iñaki.

No obstante, más que el modo de decorar el hogar -"los jóvenes siguen prefiriendo hacer el trabajo ellos mismos"-, el mayor cambio se ha dado en la forma de comprar a consecuencia de dos motivos: los grandes almacenes e Internet. "Cuando empezaron a abrir en Gipuzkoa cadenas de este tipo, mucha gente dejó de venir. A pesar de tener los mismos materiales, prefieren desplazarse a los grandes almacenes", relatan.

Sobre la llegada de Internet, afirman que en muchas ocasiones se ha convertido "en un foco de mala información". "Vienen con ideas que han visto y que son imposibles o que no van a durar, como pintar de blanco un mueble con no se qué material que sí, se puede, pero te va a durar cuatro días", opina Iñaki. Este asesoramiento es precisamente lo que hace especial a establecimientos así, donde "la atención personalizada" poco tiene que ver con la de las grandes cadenas de decoración, lo que les ha permitido tener "clientela del barrio de toda la vida".

A lo largo de estos 50 años, Plastizabal solo ha cerrado en dos ocasiones. La primera fue en 1995, cuando una explosión en uno de los locales colindantes destrozó parte de la tienda -lo que animó a Iñaki y Ana, que llevaban las riendas del negocio desde seis años atrás, a rediseñar el concepto y reducir la presencia del almacén-. La segunda, el pasado año por culpa del coronavirus. "Ha sido, sin lugar a dudas, el momento más extraño que hemos vivido en todo este tiempo", observa Ana.

Sin embargo, el confinamiento también fue positivo, ya que hizo que "mucha gente se diera cuenta de los cambios que tenían que hacer en casa" y la demanda se disparó una vez se pudo volver a salir a las calles. "Sé incluso de personas que durante el confinamiento fueron a sitios donde vendían pintura a pesar de estar cerrados", confiesa Iñaki, que apunta, no obstante, que una vez pasados los primeros meses posconfinamiento, "las ventas volvieron a ser las mismas".

Un boom como este no lo habían vivido nunca antes, ni tan siquiera cuando los programas de decoración se multiplicaron en la parrilla televisiva. "Sí que hubo algo más de movimiento cuando empezó Bricomanía. Mucha gente veía las promociones que hacían de los productos y venían", comentan.

En 50 años, las formas y técnicas de embellecer los hogares han cambiado mucho y Plastizabal no es ajeno a ello. Este establecimiento tiene poco que ver ya con el almacén que creó Valentín y en el que Ana e Iñaki ayudaban cada verano siendo menores "para salir con los bolsillos llenos de dinero". "Eran otros tiempos, ahora que unos chavales echasen una mano en el negocio familiar estaría mal visto", concluyen.

"Durante el confinamiento mucha gente se dio cuenta de los cambios que quería hacer en sus casas"

Propietaria de Plastizabal

"Antes el papel pintado se usaba para tapar grietas y hoy se escoge de cualquier tipo y color"

Propietario de Plastizabal