unque la mayoría de los donostiarras sacan la basura a los contenedores situados en las calles, los residentes en los barrios de Riberas de Loiola y Loiola tienen costumbres diferentes. Llevan sus residuos de las fracciones resto y orgánica a los más de 80 buzones de la recogida neumática. Las bolsas caen a unos depósitos subterráneos y son succionadas hasta la central de recogida de la basura neumática situada en el paseo de Zorroaga, bajo la variante, desde donde se han transportado a vertederos y serán trasladados en breve al centro de tratamiento de basuras de Zubieta.

El sistema de recogida neumática, que evita que los camiones de basura circulen por las calles, con la consiguiente reducción de ruido y mayor limpieza en las calles, se implantó hace 13 años con la intención de ampliarse a más barrios en el futuro. El coste de la central y la red de tuberías fue de más de cuatro millones de euros, una cifra que se preveía amortizar en 20 años. Solo el primer año se transportaron más de 150 toneladas de basura por las tuberías de Riberas de Loiola. A lo largo de 2019 y solo en este barrio se recogieron 1.233 toneladas: 1.194 de la fracción resto y 40 de orgánica.

La red de tuberías subterráneas, de medio metro de diámetro, se amplió en 2010 al viejo barrio de Loiola y, aunque en su momento se habló de llevarla también a la zona de Amara Osinaga, la actuación no se ha ejecutado a causa del elevado coste que supondría ampliar la infraestructura.

La central se construyó con una mayor capacidad de la que utiliza y podría aún absorber un mínimo de un 25% más de la basura que ahora recoge.

A lo largo de sus años de funcionamiento la recogida neumática de Donostia ha sufrido distintos cambios. Aunque arrancó en 2007 solo en Riberas y con buzones para la fracción resto y envases, estos últimos fueron eliminados del sistema en el año 2012. En ese periodo, bajo el Gobierno de Bildu y con una crisis económica que hizo recortar distintos servicios municipales, el Ayuntamiento y la empresa Envac acordaron una modificación del contrato a la baja.

El barrio de Loiola, de donde habían desaparecido los contenedores amarillos de envases, volvió a recibirlos y en Riberas, donde nunca habían estado, se colocaron por primera vez tras retirar este tipo de residuo de la recogida neumática. Además, los dos operarios de la central se redujeron a uno, aunque en la actualidad son de nuevo dos los que se ocupan del funcionamiento de la instalación.

Si bien los envases fueron eliminados del sistema de recogida neumática, los buzones dedicados a estos residuos fueron destinados después a la fracción orgánica, y así siguen en la actualidad. En concreto, la red de tuberías de Riberas de Loiola y Loiola cuenta con un total de 83 buzones. En Riberas hay 29 para la fracción resto domiciliaria, 44 para la fracción resto de los comercios y 10 para los residuos orgánicos. En Loiola, son 12 para la basura ordinaria, 24 para la fracción resto de los comercios y seis para la orgánica. Los buzones para los comercios se abren con llave mientras que los destinados a orgánico usan el chip electrónico, como los contenedores del resto de la ciudad.

El tamaño de las bolsas es una de las diferencias a las que deben hacer frente los vecinos de los barrios con recogida neumática, ya que los sacos de 30 litros, muy habituales en los domicilios, no entran bien en las bocas del sistema, de 30 centímetros de diámetro. Por ello, se utilizan bolsas más pequeñas, de tamaño similar a las que las que se proporcionan para el reciclaje orgánico. Las bocas destinadas a los comercios, por su parte, son algo más anchas.

La recogida neumática de Donostia, que ha sido gestionado desde sus inicios por la empresa Envac Iberia, ha salido ahora a concurso para cinco años y las condiciones exigidas por el Ayuntamiento a los interesados piden mantener la explotación en las mismas condiciones que hasta el momento. El coste del servicio, según el concurso público, ascenderá a en torno a 1,5 millones de euros para los cinco años y las empresas interesadas tienen dos meses para presentar sus ofertas.

La firma que resulte adjudicataria de la explotación deberá ocuparse del correcto mantenimiento de todas las instalaciones, tanto de los varios kilómetros de tuberías subterráneas, como de la central del paseo de Zorroaga 29, que dispone de una planta de 508 metros cuadrados y otra excavada de 233. Además, la empresa deberá reparar todas las piezas que se estropeen teniendo en cuenta que son originales y elaboradas para la propia central de Donostia.

La central del paseo de Zorroaga cuenta con cuatro turboextractores, cuatro contenedores, dos compactadores, un compresor, una válvula dispersora, cuatro de seccionamiento y otros elementos que deben permanecer en óptimas condiciones de funcionamiento.

La empresa no tendrá que hacerse cargo de las averías o problemas derivados de la acción del vandalismo, que corresponderán al Ayuntamiento. Hasta el momento, no se han producido graves desperfectos intencionados, según señalan fuentes de Envac Iberia, que han optado por dejar los grafitis que cubren la fachada de la central del paseo de Zorroaga.

Los vecinos de las calles con recogida neumática deben usar bolsas más pequeñas para adecuarse a los 30 centímetros de las bocas