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Un nuevo Bidebide en Donostia

Un nuevo Bidebide en Donostia

Un nuevo Bidebide abrió sus puertas ayer en la calle Urbieta de Donostia, justo en frente del mercado de San Martín. Un bar-restaurante en el que se han cuidado al máximo la decoración, con el blanco y el negro como colores básicos, la cocina -sus platos y sus instalaciones-, y el espacio en sí, que cuenta con dos plantas. En la parte superior, el comedor está previsto para unas 70 personas, y el de abajo para unas 40-45. Está adaptado para personas con minusvalías, que pueden disponer de una barra de menos altura para disfrutar de ella.

En la decoración, obra del tolosarra José Luis Belloso, destacan algunos elementos como el suelo, de madera natural encerada; una gran lámpara central, que distribuye las diferentes luces así como el diseño de otras auxiliares y, muy novedoso, la inclusión de una pared ajardinada con plantas y flores naturales como una continuidad del pequeño jardín instalado en el patio del que puede disfrutarse a través de sus grandes ventanales, ideado por Viveros Azpiazu de Anoeta.

La línea y amplitud de los baños y la moderna instalación de la cocina, con su apartado para la preparación de bocadillos, el almacén y la zona de fríos, van completando todas las diferentes áreas que se han querido cuidar al máximo, como explica Joselu González, gerente del nuevo Bidebide, que se une así al de la calle 31 de agosto, y a los de Tolosa y Beasain.

"Hemos querido pegar un cambio en relación con los otros establecimientos con la inclusión de una carta con productos diferentes, cocina en miniatura y pintxos más elaborados, aunque no hemos querido olvidarnos de los nuestros de siempre", señala Joselu González. Efectivamente, nada más entrar en Bidebide figura, bien iluminada y con sus precios, la relación de los pintxos que se pueden degustar.

Pero la propia carta de este restaurante y bar facilita al cliente las diferentes opciones entre las que puede elegir, a cuyo frente se encuentra el chef Alain Muñoz: picoteo, tostas, arroces y pasta a la italiana, sandwiches pequeños y muy grandes, ensaladas, hamburguesas, bocadillos, platos especiales, platos combinados, menú de sidrería y dulces postres, además de las sugerencias de la carta en sí, que pueden solicitarse a cualquier hora del día. "La cocina no se cierra, va a estar abierta de siete de la mañana a doce de la noche".

En cada uno de los apartados destaca su variedad. En el picoteo se puede disfrutar desde unas patatas -bravas o al alioli-, a unos vegetales -milhojas de calabacín y hongos con salsa de verduras, un pescado tempura de bacalao sobre base de naranja, la variante de un clásico -canelón de morcilla de Beasain y cremita de berza- o una carne -taco de buey o carrillera de ternera-.

Las hamburguesas son en su mayoría de ternera pero las hay también de pollo, con diferentes acompañamientos; las diez posibilidades de bocadillos encierran un montón de variados ingredientes así como los platos combinados. Y para endulzarse la tarta de plátano y chocolate o el coulant, entre otros.

Además, música de ambiente, de la que no molesta, y buena insonorización.