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"Laborde y Labayen fue una empresa ejemplar e irrepetible: la universidad de las artes gráficas"

El tolosarra Juan Bautista Aranzabe ha dedicado unas líneas a la recién derribada Gráficas Laborde y Labayen, donde trabajó durante 16 años. Asevera que fue una factoría singular que marcó una época. "Deseo que las historias que se vivieron allí no caigan en el olvido", relata

"Laborde y Labayen fue una empresa ejemplar e irrepetible: la universidad de las artes gráficas"Foto: m.s.s.

Tolosa. ¿Por qué ha tenido el impulso de escribir este trabajo sobre Gráficas Laborde y Labayen?

Una conversación con una trabajadora me hizo reflexionar y pensar que quizá había que dejar reflejado para la posteridad lo que esta empresa fue, lo que significó, así como mi vivencia en ella, ya que entre otras cosas me permitió conocer a la que hoy es mi esposa. He querido recordar las historias que muchos vivimos allí y realizar un homenaje a las personas que pasaron por la empresa.

¿Qué significó esta factoría para Tolosa?

Para mí fue la universidad de las artes gráficas. Fue una empresa ejemplar e irrepetible, como no habrá otra en aspectos laborales. Además, hay ciertos detalles que la gente no conoce: en la época de la República fue fábrica de la moneda y timbre.

¿Qué tipo de ilustraciones salieron de Laborde y Labayen?

La empresa tuvo dibujantes excepcionales; Sotero, Ezcurdia, Etxeberria, Oñativia, Monje, Arretxe o Gaztañaga. En Laborde y Labayen se hacían ilustraciones que no se podían hacer en otras empresas, porque tenía maquinaría puntera. Se llegó a hacer un cartel con la propaganda de las elecciones en EEUU de Abraham Lincoln. Además, se imprimían carteles de las regatas de La Concha, de la playa de Zarautz, postales, programas de fiestas, libros sobre el euskera, etiquetas y hasta confetis. También se hizo un calendario para América de Simón Bolívar, realizado por el artista Hombrados Oñativia.

Fue una empresa pionera en muchos sentidos, ¿verdad?

Después de la de Heraclio Fournier, era una empresa puntera como ninguna. Tenía un defecto: estaba muy mal situada, en la calle Emperador, y era complicado cargar y descargar los camiones.

En el libro dedica muchas páginas a las anécdotas...

En Laborde y Labayen pasaron cosas inauditas, que si no se viven no se pueden creer. En los almuerzos estaba prohibido llevar vino y se metían las botellas por la ventana. Recuerdo que había un trabajador que no tenía olfato: más de una vez ocurrió que se derramó amoniaco y él era el único que no salió espantado. Ocurrían cosas que no pasan ahora: subíamos a arreglar el tejado y aprovechábamos para ver la Vuelta Ciclista a España, y el ropero donde nos vestíamos servía a algunos para "pasar la mona". Otra anécdota sobresaliente: uno de los empleados alquiló lo que fue el Hotel Cielo Grande para poner un bar y cuando llegó el mostrador pararon todas las máquinas para ayudarle a introducir en el local el mostrador. Inaudito. He recogido muchas anécdotas, pero mantengo el anonimato de los protagonistas.

¿Guarda buenos recuerdos de aquella época?

Buenísimos. Teníamos muy buen ambiente y creo que todos aprendimos mucho. El 1 de mayo se hacía una excursión. Además, existía un seguro particular de los trabajadores, que en aquella época no existía en ninguna empresa. Echábamos un dinero y cuando alguien estaba enfermo se le ayudaba.

En su escrito habla de que Laborde y Labayen fue muy activa políticamente, ¿por qué?

Recuerdo que una vez hubo una huelga del metal y nosotros fuimos al puente de Arramele para que nadie pasara. Después, nosotros pedimos un aumento de sueldo y nadie nos apoyó. En el taller se vivía mucho la política y hubo más de uno preso. En 1969, coincidiendo con el juicio de Burgos, cuando la txaranga Pintxana pasó por delante de la empresa, todos los obreros dejamos el puesto para chillar a los músicos y llamarles "esquiroles".

¿Por qué se cerró la empresa?

Poco a poco fue decayendo y los propietarios no quisieron invertir más dinero. En 1974 se cerró definitivamente, y cierta gente aprovechó la situación. En la oficina había tres o cuatro álbumes de carteles de 0,90x0,90 y desaparecieron todos. Posteriormente, se han visto en exposiciones en Donostia y Bilbao. No se sabe cómo fueron a parar allí. En Tolosa hay también gente que tiene ejemplares en su casa. En el Bar 21 de Tolosa se puede ver una copia de un cartel de las carreras de coches de Lasarte. Eran dibujos preciosos.

¿Los trabajadores siguen manteniendo la relación?

Por supuesto. Se hizo una comida a los 25 años de cerrarse la empresa y otra dos años después.

¿Quiere difundir su trabajo?

Mi ilusión ha sido dejar algo escrito para el día de mañana. Todas las personas que trabajaron en Gráficas Laborde y Labayen pueden dirigirse a mí para adquirir un ejemplar (943 672524 ó 699 169243). Hoy en día quizá no tenga mucho valor, pero quedará para el recuerdo.