Donostia. En la actualidad existe una única nevera con cúpula completa en Gipuzkoa: la situada en el monte Izarraitz (Azpeitia). El neverólogo Antxon Aguirre Sorondo cree que no somos muy conscientes de la riqueza cultural con la que contamos en la provincia. "Al igual que en una localidad francesa celebra asiduamente una feria del frío, Azpeitia podría acoger el Día del frío. Cuenta con todo lo necesario. Con la ayuda de frigoríficos antiguos se podrían organizar unas atractivas jornadas ilustrativas, acompañadas por charlas y visitas guiadas a la nevera de Izarraitz". Aunque pueda sonar raro, el donostiarra lo tiene claro. "Tenemos que socializar nuestro patrimonio natural".

En Euskal Herria se pueden localizar neveras en diferentes poblaciones: Osakar, Unzue, Viana, Estella, Tudela? En Artajona, sobre la puerta de entrada a la nevera colgaba el siguiente texto: Aquí se conserva el invierno para que el verano sea benigno. Aguirre Sorondo no tiene dudas de que las neveras fueron un negocio. "En los alrededores de Pamplona, por ejemplo, se han encontrado muchas neveras. En el Baztán, en cambio, una. Esto demuestra que se necesitaba dinero y naturalmente demanda de consumo de hielo alrededor de los elurzulos (neveras)".

En 1669 se utilizaron 25 peones y una yunta de bueyes para llenar la nevera de Urnieta con un costo total de 270 reales de vellón (aleación de cobre y plata). Por otro lado, el hernaniarra Francisco de Erroteta fue diez años antes, el 6 de septiembre de 1659, contratado para suministrar hielo al Palacio Real de Hondarribia mientras estuviera allí Luis Méndez de Haro. Cada día tuvo que entregar 30 arrobas (375 kilos) -con un margen de cuatro- antes de que se cerraran las puertas de la ciudad.

Le pagaron cada tres días. Pero en caso de incumplimiento, el contrato estipulaba que sería sancionado con una multa de 20 ducados por día.