Es una de las grandes citas del año en Segura: la procesión que el Jueves y Viernes Santo recorre las calles de este municipio goierritarra. Muchos de sus vecinos y vecinas esperan el momento con desbordante emoción. Es el caso de Laureano Telleria, que lleva ocho décadas enfrascado en este evento. “Empecé cuando era niño, con 4-5 años, en el papel de nazareno, y tengo 86”, rememora, mientras se congratula de que el solemne ritual haya vencido al paso del tiempo y siga en pie con “más de 300 años” a sus espaldas.

En Segura estos días se viven de manera muy intensa. Son jornadas maratonianas, pero, sobre todo, repletas de mucha carga emocional.

El desfile procesional dará comienzo hoy a las 18.15 horas, tras oficiarse la Última Cena en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Los txistularis encabezarán la comitiva que protagonizan los pasos vivientes de los nazarenos, penitentes y la tropa de los soldados romanos, además de las imágenes de talla natural de San Juan Evangelista, La Piedad, La Dolorosa, Cristo Crucificado (una de las joyas de la corona, obra del escultor sevillano Juan Martínez Montañés), La Flagelación, La Oración del Huerto y Ecce Homo, entre otras. 

Las celebraciones de Semana Santa continuarán mañana, Viernes Santo. En esta ocasión, el Coro de Ángeles, presidido por el Arcángel San Miguel, y la sepultura de Cristo también se echarán a las calles de esta pequeña localidad, a partir de las 18.15.

"No es cuestión de fe, sino de tradición"

La belleza artística de las imágenes policromadas, la composición de todos los pasos, los trajes y la marcha militar con las cornetas y tambores llama especialmente la atención en esta cuidada procesión, en la que participan una tercera parte de los habitantes del municipio. “Los vecinos se involucran mucho, incluidos los jóvenes. A veces me quedo extrañado de su predisposición viendo los tiempos que corren. Pero lo han vivido desde pequeños; han visto a sus abuelos y a sus padres participando. No es una cuestión de fe, sino de tradición; lo sienten como algo del pueblo”, sostiene Telleria, a la vez que se enorgullece de que el ancestral evento le haya dado “nombre a Segura”.

Laureano Telleria lleva vinculado a la procesión desde niño y afirma que es un evento "sagrado" para los segurarras. N.G.

Desde los tres años, encarnando a los angelitos; en el papel de nazarenos hasta los diez más o menos; los jóvenes como penitentes; los costaleros; los fondos escultóricos… Cada uno de los elementos que conforman el ritual se miman hasta el más mínimo detalle. Los preparativos empiezan tres meses antes. “Hay más de 2.000 piezas entre ropas, sandalias, cascos, imágenes… Todo es artesanal e implica mucho trabajo; tiene que estar listo para que cuando llegue el momento, la procesión luzca”, destaca Telleria, enrolado en las tareas organizativas.

Aunque a lo largo de los años se han introducido algunos cambios, la esencia de este evento con tres siglos de historia se mantiene intacta. “Hoy en día son muy pocas las localidades que celebran procesiones (parece que en el Concilio Vaticano II se decidió suprimirlas), y la nuestra tiene un significado especial”, añade Telleria, el alma de la Semana Santa segurarra.

Salir a toda costa

Estos días los vive de manera muy intensa. Son jornadas maratonianas, pero, sobre todo, repletas de mucha carga emocional. “Si me quitaran la procesión me arrancarían media vida”, manifiesta, dando sobradas muestras del sentimiento que despiertan en él estas celebraciones a las que lleva unido desde hace 80 años.

Laureano pone el foco, asimismo, en el trabajo invisible que hay por detrás. En las incontables horas que invierten para que el desfile procesional brille con todo su esplendor. Así que después de esta dedicación “solemos intentar salir a toda costa”, señala sonriente. Solo la pandemia obligó a suspenderlo. “Cuando ha llovido se ha hecho dentro de la iglesia. Segura no se puede quedar sin su procesión; es sagrada”, recalca este veterano organizador, que al igual que sus compañeros se ha pasado los últimos días mirando al cielo y clamando la complicidad del buen tiempo.

“Los vecinos se involucran mucho, también los jóvenes, porque lo sienten como algo del pueblo; la procesión le ha dado nombre a Segura”

Laureano Telleria - Organizador de la procesión

Alrededor de 300 vecinos y vecinas participan en un acto que cada año congrega a un nutrido número de visitantes. “Se acercan devotos, en un porcentaje mínimo, pero siempre se ve gente rezando; personas que se mueven por tradición o amantes del arte, y otras que vienen a pasar el día”, observa Telleria, que vive estas fechas con el entusiasmo propio de la primera vez. 

Segura es una de las villas medievales por excelencia de Euskadi y la Semana Santa es, por tanto, una excusa perfecta para conocer este rincón del Goierri que rezuma historia.