Faltan pocas horas para Nochevieja, momento de celebración en el que los hogares guipuzcoanos vestirán sus mejores galas. Una noche donde la magia y el festejo están muy presentes, y para ello no puede faltar un complemento para muchos indispensable a la hora de despedir el año que se va y dar la bienvenida al que entra: la pirotecnia.

En estas fechas, es en Euskadi donde hay una “mayor tradición de pirotecnia”, explica David Marín, responsable de Petardos CM en el Estado y que ahora se encuentra supervisando la tienda del Polígono 27 de Martutene, en Donostia, una de las dos que posee esta compañía en Gipuzkoa. La otra está situada en Oiartzun.

David es de Barcelona, de modo que es un gran conocedor de los distintos hábitos de Euskadi y Catalunya en lo que a la pirotecnia se refiere. “En Catalunya tiene mucha fuerza la noche de San Juan, pero aquí Nochevieja es el día gordo”, cuenta.

Entre los productos más cotizados, se aprecia un claro cambio de tendencia. Cada vez son más las personas que buscan el color y menos las que se sienten atraídas por el petardo de toda la vida y el ruido que provoca.

“La venta de artículos infantiles va en aumento. Los adultos también se dirigen muchísimo al color y su componente visual”, apunta Marín.

El barcelonés no cree que esta variación en el consumo se deba a un motivo en concreto, sino a la evolución natural experimentada por el sector: “Como en todo, vamos progresando. Gipuzkoa tiene una tradición muy pirotécnica, de modo que nunca han sido excesivas las quejas por el ruido. Por supuesto, las normativas han ido descafeinando los decibelios y la gente se ha dado cuenta de que existe otra pirotecnia, la visual, que es mucho más bonita”.

Para toda la familia

El espectáculo de luces para toda la familia está en auge, y hoy en día los productos que lo brindan son los más demandados. Ofrecer un recital de fuegos artificiales, como los de la Semana Grande donostiarra pero en miniatura, está al alcance de la mano para el deleite de mayores y pequeños.

Son muchos los clientes que se acercan con sus hijos para alegrar la Nochevieja con un ambiente colorido, como es el caso de Aitor, un donostiarra de doce años apasionado de este mundo: “He comprado bombas de humo de colores y petardos, de los que sólo hacen ruido”, comenta. Esta afición le viene “desde que era pequeño” y todos los años trata de acercarse a la tienda para celebrar la Nochevieja por todo lo alto.

Según Marín, los artículos infantiles son “100% visuales, sin estallido ni ruido”, y proporcionan mucha variedad, como formas de animales y bengalas pequeñas. Artefactos como estos “arrasan”.

La infantilización de este mercado ha provocado que el perfil del comprador haya cambiado: “Cuando empecé en este negocio, hace 20 años, el cliente medio era un chaval de 18 años para arriba. Ahora también viene el núcleo familiar a la tienda en busca de algo adecuado para los más pequeños de la casa”.

“Las baterías son las estrellas de nuestro mercado, lo que más se está vendiendo. El precio oscila entre los 21 y los 470 euros. Las más pequeñas ya son baterías bonitas, fuegos artificiales en toda regla. Lo que hace que cambie el precio es la cantidad, el calibre y la altura que alcanzan”, explica Marín.

El tique medio está rondando los 50 euros. Hay gente que se gasta auténticas burradas, y otros que no superan los 15 euros”.

La seguridad, imprescindible

Respecto a los peligros que entraña la pirotecnia, todo depende del uso que se haga de ella. “Si se siguen las normas y se piden consejos en la tienda, no hay nada que pueda generar peligro. Cada producto contiene sus instrucciones de seguridad”, relata el responsable de Petardos CM.

La primera norma es revisar la distancia de seguridad y, por supuesto, no coger el petardo con las manos poco antes de que explosione.

En este aspecto, Marín reconoce que los accidentes cada vez son “menos frecuentes”. La seguridad de los artículos se ha visto incrementada y el consumidor está cada vez más concienciado a la hora de evitar posibles sustos. “Ya no es noticia escuchar que en la fiesta de fin de año alguien se ha quemado o ha resultado herido”, destaca.

Por otra parte, son las mascotas las que pueden verse en una situación de mayor vulnerabilidad cuando la pirotecnia está presente en las calles. No obstante, en los artículos se señalizan las distancias apropiadas para no molestar a las mascotas.

Marín opina que para evitar problemas lo mejor es comportarse de forma “cívica” y no pasear a los perros en mitad de la celebración de Nochevieja. Asimismo, si hay alguien con un perro cerca, es imprudente lanzar un petardo sin pensar en su bienestar.

31 de diciembre, hora punta

Petardos CM está abierta todo el año, pero “en Gipuzkoa durante el mes de diciembre hacemos el 90% de las ventas del curso”, sostiene Marín. La gente siempre espera hasta el final pese a que las ofertas comenzaron el mes pasado. “Desde noviembre hasta el primer fin de semana tras el puente de diciembre estaba todo a mitad de precio”. Sin embargo, la tienda verdaderamente se empieza a llenar en la víspera de Nochevieja y durante el propio 31 de diciembre.

Pasarse por Petardos CM es una costumbre muy arraigada para Juan Ignacio y Alain, padre e hijo de Martutene que reconocen que ambos sienten el mismo interés por la pirotecnia. “Normalmente compramos en Nochevieja, quizás también en algún cumpleaños”, apunta Juan Ignacio, el aita. El tipo de producto que se llevan es “variado”, ya que “la mitad de la familia somos adultos y la otra mitad, niños”.

Para otro comprador, Iván, un veinteañero de Donostia, es el tercer año consecutivo que se acerca a Petardos CM, en su caso para “disfrutar con los colegas” a través de una amplia gama de productos. A buen seguro su cuadrilla no pasará desapercibida en una noche en la que el ruido y, sobre todo, el color, tomarán el protagonismo.