Cesó su actividad educativa en 2008. Quince años más tarde el colegio La Merced de Arrasate es objeto de una iniciativa que fomentará el uso intergeneracional de este edificio, a través de 66 viviendas y espacios comunes. Bautizado como Eco cohousing, el proyecto lo capitanea la cooperativa ISEA con el apoyo del Consistorio, y la financiación de la Diputación Foral de Gipuzkoa y Adinberri Fundazioa, en el marco del programa Etorkizuna Eraikiz 2022, dirigido a respaldar aquellas actuaciones que refuercen el carácter comunitario del territorio.

Un nuevo bloque de apartamentos se proyecta en la parte trasera del edificio actual. | FOTO: ISEA/LKS KREAN.

Este equipamiento residencial dotacional viene a responder a los cambios sociales motivados por los niveles de envejecimiento extremos que registra Gipuzkoa, y a hacer frente a las dificultades de la juventud para emanciparse por medio de un alojamiento que cubra sus necesidades habitacionales de forma temporal. En este contexto, la alcaldesa María Ubarretxena explicó esta semana que la edad media de la población arrasatearra se sitúa en 46 años, y que el 24% del total supera los 65 años. Además, el 12% sobrepasa los 75 años; un porcentaje, que en palabras de la primera edil, “nos coloca por encima de la media guipuzcoana, que es del 10,6%”. “Muchas de estas personas, el 41,7%, viven solas con las consecuencias negativas que ello conlleva”, advirtió Ubarretxena en la presentación del Eco cohousing intergeneracional. Calificó, a su vez, el proyecto de “estratégico para garantizar el bienestar de la ciudadanía” y para desarrollarlo “de cara a los cuatro próximos años”.

La regidora arrasatearra expuso también que la iniciativa atesora un recorrido de “más de un año” de trabajo, y que el planeamiento urbanístico municipal permite la ejecución de esta infraestructura en el citado inmueble, aunque es necesario abordar un Plan Especial para encajarla en un entorno urbanizado.

Así, el anteproyecto redactado por LKS Krean traza la distribución de los 8.000 m2 del edificio. En las dos alas existentes se proponen 34 viviendas de un dormitorio (56 m2), ocho de dos habitaciones (71 m2), y seis de tres. Todas ellas con su cocina, sala de estar, baño y balcón. Se proyectan, asimismo, otros 1.000 m2 para la construcción de un nuevo bloque (en el antiguo patio escolar de la parte trasera) con nueve pisos de una habitación y otros tantos de dos. Para los espacios comunitarios, por su parte, se plantean un gimnasio, una cocina, zonas de estancia, un aula para practicar hobbies, una sala de audiovisuales, servicios médicos o una cafetería.

En representación de ISEA, Aitor Orobengoa señaló que prevén tener el proyecto para sanjuanes, cuando se ofrecerá un diseño más concreto, con la inversión estimada y los requisitos para acceder a los alojamientos. Se trata, de este modo, de una “práctica pionera” para un nuevo “modelo de atención a las personas mayores”.

Compra del edificio

La Congregación de las Hermanas Mercedarias “apoya” el proyecto, tal y como indicaron sus impulsores, pero el edificio – en él residen ocho religiosas– sigue siendo de su propiedad. La compra del inmueble será, por tanto, una de las cuestiones que habrá que negociar, además de acordar cómo financiar la operación y el propio Eco cohousing, cuya gestión se quiere que sea “pública”. “Hay voluntad firme para llevarlo adelante; es realmente necesario”, sentenció Ubarretxena.