Rosa, la madre donostiarra maltratada que desde el pasado abril vive bajo la espada de Damocles del desahucio, ha solicitado una nueva prórroga que le evite verse obligada, recién iniciado el año, a abandonar el piso de alquiler social en el que reside junto a su hijo, menor de edad.

Con este fin, su abogada, Beatriz Rodríguez Aparicio, ha acreditado ya la situación de "vulnerabilidad" por la que atraviesan Rosa (nombre ficticio) y su hijo, ambos víctimas de malos tratos y en una coyuntura económica precaria tras la quiebra durante la pandemia del negocio de hostelería que regentaba la mujer en Donostia.

Asimismo, la letrada ha presentado ya ante el juzgado encargado del caso una solicitud de aplazamiento del desahucio (en el que está inmersa por una deuda de 17.363 euros en concepto de rentas impagadas al Gobierno Vasco), acogiéndose al también prorrogado decreto de medidas del Ejecutivo central para hacer frente al covid-19 en el ámbito social y económico.

Tércera prórroga

Según han informado a EFE fuentes del caso, esta es la tercera ocasión en la que Rosa solicita una prórroga de estas características, la primera de las cuales venció el pasado 30 de septiembre.

La segunda le permitió después pasar las fiestas de Navidad en su casa pero, tras expirar este sábado, 31 de diciembre, le ha dejado ahora en una situación de "completo desamparo".

Un contexto que, a pesar de la voluntad de Rosa de "seguir peleando", le coloca en una situación "límite" ya que, en paralelo, afronta junto a su hijo un procedimiento judicial como víctimas de malos tratos, en el que su marido ha sido procesado recientemente por el juzgado de Violencia Sobre la Mujer como posible autor de un total de ocho delitos cometidos en el ámbito de la violencia de género y de la violencia doméstica, y su caso se encamina ya hacia el juicio.

"Te voy a cortar el cuello"

"Puta de mierda, zorra, golfa, te voy a cortar el cuello y a joderte la vida", son algunas de las expresiones a las que tuvo que hacer frente durante su matrimonio, mientras su marido presuntamente propinaba "puñetazos, patadas y golpes a puertas, paredes y a otros objetos del domicilio", en ocasiones en presencia de su hijo menor de edad, según recoge la orden de protección de la que goza Rosa.

Esta orden detalla también las presuntas "agresiones físicas de carácter más grave" que padeció por parte de su esposo, quien "ocasionalmente" habría golpeado y vejado también a su hijo a raíz de su físico, llamándole "gordo, foca o tractor".