n menú sano, equilibrado, basado en el producto fresco, ecológico y de temporada, consistente en una ensalada, dos primeros platos a escoger, dos segundos y una variedad de hasta cinco postres. Esa es la propuesta alimentaria que Orona Fundazioa ofrece a sus trabajadores. 600 empleados que cada día disfrutan, con un altísimo índice de satisfacción, de una comida que tiene como objetivo llevar la sostenibilidad a su máximo exponente.

Con esa vocación nació en 2014 la smart city de Galarreta, un polo empresarial en el que la sostenibilidad juega un papel clave. Y en medio de ese entramado sostenible, en el que el agua de lluvia se recoge para su reutilización o las instalaciones se calienten mediante energía solar, entre otras, Orona Fundazioa pensó en expandir este modelo a la alimentación de sus empleados.

"Me alié con una cooperativa de productores de Euskal Herria, presentamos el proyecto a Orona y aquí estamos". Quien habla es Fede Pacha, cocinero e ideólogo de este proyecto alimentario pionero en el Estado y de tal éxito que ha sido replicado por grandes multinacionales, como Grupo Inditex o Banco Santander. "Ofrecemos una alimentación sana, variada, elaborada al 100% en nuestras instalaciones, en las cuales transformamos absolutamente todo. Nosotros elaboramos el pan, limpiamos las verduras según vienen de la huerta, las troceamos, las cocemos... Lo mismo con la carne. Las vacas llegan enteras y nosotros las deshuesamos, picamos, hacemos las hamburguesas, las salchichas... Lo hacemos todo buscando que cuando el trabajador de Orona venga a comer, pueda comer sano", explica.

Los números hablan por sí mismos. El proyecto comenzó en Galarreta, pero se ha extendido al taller de Lastaola y Chillida Leku. Se preparan alrededor de 100.000 menús anuales para los que en 2021 se emplearon 6.526 kilos de carne de vacuno ecológica, 28.779 yogures locales y artesanales, 49.938 huevos... Alimentos que se adquieren directamente al productor de cercanía.

Pero su apuesta va más allá. Además del comedor empresarial, Orona Fundazioa también suministra fruta de temporada de productores locales en las áreas de descanso, un programa que debido al covid-19 se ha visto interrumpido pero que la empresa prevé recuperar a corto plazo.

Asimismo, se ha puesto en marcha el programa Take Away, para que los trabajadores puedan llevarse a casa los menús que se ofrecen en el comedor.

Y finalmente, en asociación con la finca agroecológica Karabeleko de Hernani, los trabajadores tienen la opción de recoger en la propia empresa las cestas de Baratzatik Etxera, una iniciativa mediante la cual cada semana se reciben verduras frescas de cultivo ecológico para cocinar en casa.

"Se trata de alargar el modelo alimentario que tenemos en el comedor de Orona y que llegue hasta casa", señala Pacha.

Su apuesta les ha servido para que la organización agraria Enba haya distinguido a Orona Fundazioa con el galardón Baserritarron Laguna, por su esfuerzo en "situar la alimentación saludable, sostenible y local en el centro de su estrategia de sostenibilidad". Y en ese empeño continúan pese a que su modelo alimentario de esté más que asentado en la empresa.

"Queremos reivindicar este círculo virtuoso de comunidades locales de un modelo de alimentación más cercano, que promueva la economía circular y la reactivación del sector primario, que evite el uso de plásticos y reduzca la contaminación de CO2 por el transporte de los alimentos", defiende Peio Garciandia desde Orona Fundazioa.

Un "círculo virtuoso" que ha tenido su máximo exponente durante los peores momentos de la pandemia. "Cuando se desató la pandemia, nos activamos con el Gobierno Vasco a través de Hazi para hacer menús solidarios y reactivar así el sector primario más cercano, que es nuestra cadena de suministro -cuenta Garciandia-. Entre abril y octubre de 2020 repartimos 220.000 raciones a Cáritas, el Banco de Alimentos y Cruz Roja".

Conscientes de su éxito, desde Orona Fundazioa confían en que su modelo se extienda en el tejido industrial guipuzcoano. "Hay unas cuantas empresas que se han puesto en contacto con nosotros y estamos trabajando para que puedan sumarse", indica Pacha, que reconoce que la clave es que el sector industrial se involucre. "Hablamos del tejido industrial porque es el que tiene capacidad económica para ello. Si nos metemos en ikastolas, o en residencias de ancianos, hay otra serie de casuísticas que lo complican, pero la industria tiene ese poder económico para poder devolver al trabajador ese modelo alimentario sostenible, sano, bueno, justo, que repercute de igual forma en el productor cercano", explica. Afirmación que Garciandia comparte: "Se están sentando las bases para que el modelo alimentario Orona poco a poco se extienda en la industria guipuzcoana".

Además de los menús, los trabajadores tienen la opción de hacerse con las cestas de verdura de Karabeleko, que se entregan en la empresa