- Los amplios maizales del caserío Lastaola de Irun desaparecieron ayer como por arte de magia. Antes de desembocar en la bahía de Txingudi, el río Bidasoa se salió de su cauce de madrugada provocando un sinfín de destrozos, con desprendimientos de tierra y lodo a la altura de la curva de San Miguel, viviendas anegadas en el barrio de Behobia, decenas de comercios afectados e incalculables daños provocados por la borrasca Barra. “Nunca habíamos tenido cuatro metros de agua en los terrenos. Lo de estos días jamás lo habíamos vivido”. Javi Etxeberria, del caserío Lastaola, conocido por la cría de ganado vacuno para leche, sigue sin dar crédito a los efectos de las intensas lluvias. Vive a dos kilómetros de Irun, a pie de una carretera en la que ayer se sucedieron los momentos caóticos, con balsas de agua y lenguas de tierra como la que acechó cerca de sus terrenos. “Está todo colapsado, hay muchas retenciones. Las casas de Biriatu, en el lado de Iparralde, se han llegado a inundar con un metro de altura cuando hasta ahí jamás había llegado la crecida”.

Los vecinos del barrio de Behobia también trataban de recuperar la calma, especialmente en zonas como Mendipe, una de las más afectadas por el desbordamiento del río después de otra jornada de lluvia y viento en la que agentes de la Guardia Municipal y voluntarios de Protección Civil atendieron un sinfín de incidencias.

Rubén Fraile, presidente de la Asociación de Comerciantes de Behobia, hablaba ayer con este periódico mientras veía pasar una manguera de los bomberos flotando río abajo. “Los contratiempos han sido constantes”, reconocía el comerciante, con la referencia del nivel histórico que llegó a alcanzar Endarlatza: 8,34 metros.

“Estamos esperando a ver qué pasa en las próximas horas”, señalaba con preocupación, pendiente de la pleamar de la noche, si bien las lluvias ya habían comenzado a remitir. “Las barreras colocadas para prevenir la crecida del río han funcionado en la zona comercial. Hemos librado unos 50 centímetros, pero el problema han sido los sumideros. Las compuertas han reconducido el agua pero la inundación ha venido de las alcantarillas, de los sumideros, que no han podido reabsorver todo el agua que soportaban”, lamentaba.

La crecida afectó a cinco viviendas, dos de ellas deshabitadas. “En Behobia se ha inundado todo, desde bajos a comercios y almacenes. En la calle Maria Junkal Labandibar el agua ha llegado a entrar en algún comercio hasta los 40 centímetros”. Junto a esta vía, la calle Alcaldía de Sacas y la parte de Zaisa 1 tuvieron que ser cerradas al tráfico. El Puente Internacional también registró balsas de agua que hacían extremar la precaución. “Todavía no hemos podido entrar en los locales para evaluar los desperfectos”, reconocía Fraile, que tuvo ocasión de ver a lo largo del día cómo algunos comerciantes se daban media vuelta “con el agua hasta las rodillas”, sin luz en sus negocios. Los bomberos achicaron agua en varias viviendas y bajos. También sufrieron las consecuencias en la calle Juan Thalamas Labandibar, a la altura de Isla de los Faisanes.

El Ayuntamiento recomendó no entrar en Behobia con vehículo desde el centro de Irun, “en la medida de lo posible”, por la acumulación de agua en el barrio. El alcalde, José Antonio Santano, señaló que las compuertas evitaron al menos una situación todavía más problemática. La mesa de seguimiento continuaba vigilante, tratando de calibrar la verdadera dimensión de lo ocurrido.

“Está todo colapsado, con muchas retenciones y el agua llegando a las casas de Biriatu”

Ganadero del caserío ‘Lastaola’

“Las barreras han funcionado pero la inundación ha venido de los sumideros”

Asociación de comerciantes de Behobia