legazpi - Desde hace dos años la planta que CIE Automotive tiene en Legazpi entrega dos cheques a dos asociaciones locales que han destacado en su labor. Este año los beneficiados han sido el club de balonmano La Salle y la asociación de ayuda al pueblo saharaui Hare Haizea.
La entrega de los dos cheques tuvo lugar ayer en las oficinas de la empresa. En el acto participaron el presidente del club de balonmano, Ibon Altzelai, y el miembro de Hare Haizea Patxi Otaegi; junto con cuatro representantes de la empresa: el gerente, Asier Balenziaga, el responsable de Recursos Humanos, Gorka Hormaetxe, y los miembros del comité de selección de proyectos Ander Nájera y Óscar Valbuena. Cabe destacar que CIE Legazpi tiene unos 240 trabajadores y son estos los que proponen a qué proyectos ayudar.
Balenziaga explicó que una reflexión interna les llevó a poner en marcha esta iniciativa. “Decidimos que como empresa afincada en Legazpi debíamos hacer algo por nuestro entorno. Optamos por ayudar a asociaciones de carácter social, cultural y deportivo; en ese orden. Para ello, creamos un comité de trabajo que se encarga de determinar a quién ayudar”.
Altzelai recordó que el club de balonmano se creó en 1967, por lo que tiene ya 52 años de historia. “Cumplimos una función social. Nuestro objetivo no es ser un club de élite, pero de La Salle han salido jugadores que han jugado en División de Honor. Dedicaremos los 2.000 euros que nos ha dado CIE a pagar los gastos de arbitraje de los equipos de categoría infantil durante las dos próximas temporadas”.
Recordó que las fuentes de ingreso ordinarias son las subvenciones del Ayuntamiento y la Diputación, las rifas y las cuotas. Se mostró “muy agradecido” a CIE.
Otaegi, por su parte, recordó que Hare Haizea está formada por vecinos de los cuatro pueblos de Urola Garaia. Comenzaron trayendo niños saharauis a pasar el verano y, poco a poco, se embarcaron en otros proyectos. Desde 2015 dedican mucho tiempo y esfuerzo a equipar las huertas de los saharauis. “Prepararon huertas, pero no tenían herramientas para trabajar en ellas. En cuanto volví, fui a la empresa Bellota y les pedí herramientas descatalogadas. Enseguida conseguimos 16 palés. Junto con la asociación de Tolosa nos hicimos con un camión y para entonces ya teníamos 32 palés”.
Al contrario de lo que puede parecer, el desierto no es un lugar inadecuado para las huertas. “En el subsuelo hay agua y la arena es rica en minerales. Para ellos es muy importante ver que pueden autoabastecerse y ver verde delante de casa les anima mucho. Hace unos meses me volvieron a llamar de Bellota: las inundaciones afectaron a las herramientas que tenían en Agurain y me las ofrecieron. Tenemos otros 20 palés para enviar. Una frutería de Legazpi nos ha dejado el camión y el dinero que nos ha dado CIE lo destinaremos a pagar el camión. Quiero dar las gracias a CIE y animar al resto de las empresas del pueblo a poner en marcha iniciativas similares”, concluyó.