Las ferias siguen muy vivas. El recinto con atracciones y puestos de comida del Paseo Nuevo donostiarra se mantiene, un año más, como uno de los principales atractivos de la Aste Nagusia pese a no contar este año con la carismática noria, que está ubicada en Alderdi Eder.
Pese a los días de lluvia, los feriantes se muestran contentos con cómo está yendo la Aste Nagusia de este año. “La gente sigue viniendo, de momento va un poquito mejor la cosa porque en general nos está respetando el tiempo”, explica Arturo Bravo, gerente de los autos de choque Miami. Pilar, dueña de la Barca Vikinga, confirma esta idea y añade que las atracciones triunfan más que los puestos de comida. Precisamente esta histórica atracción es una de las más solicitadas y de las que mayores colas genera. Otro que coincide es Arsenio, que lleva uno de los clásicos tiropichones, y comenta que pese a no estar la noria este año, “la gente ha venido igual”. Un entretenimiento tan habitual como este sigue atrayendo a los más jóvenes que ayer también se acercaban al puesto uno tras otro.
La incógnita del clima es latente para todos los feriantes que arriesgan mucho cada año, según Pilar. Junior, de Dulcilandia, añade que “el Paseo Nuevo es un sitio muy bueno y tiene muy buenas vistas, pero si llueve no hay donde resguardarse y no viene nadie”. Arsenio lo corrobora y bromea: “Si cae un chaparrón, el aita que viene con sus dos hijos se vuelve calado a casa y con un mosqueo importante”.
Una hipotética Aste Nagusia repleta de lluvia y viento crearía muchos problemas a los feriantes y en eso coinciden los cuatro. Junior lo explica: “Pagamos muchísimo dinero por estar aquí y una semana de lluvias nos crea un agujero importante, casi total”. En esta Aste Nagusia, sin embargo, el tiempo está siendo bastante amable con los feriantes, que ayer vivieron uno de esos días rentables con mucho sol y mucha gente, ya apurando los últimos compases de la semana festiva.
nada tras los fuegos Las ferias son atractivas a todas horas, pero en días de juerga nocturna y algunas jornadas de calor, como ocurre en la Aste Nagusia, la mañana y las primeras horas de la tarde se autodescartan para ser las franjas horarias con más afluencia de público. Quedarían, por tanto, las horas restantes de la tarde, las previas a los fuegos y la noche. La sorpresa llega cuando, según los propios feriantes, la franja horaria en la que más gente va al Paseo Nuevo “es de 18.30 a 21.00 horas”, tal y como concreta Arturo. El encargado de Dulcilandia Junior se queja de que la gente tarda bastante en subir a la zona, “más que nada por el tiempo”.
La conclusión más sorprendente la da Pilar, propietaria de la Barca Vikinga, que afirma que ha habido un cambio brusco en cuanto a las franjas horarias con más público: “Nosotros venimos desde 1984 y antes venía muchísima gente después de los fuegos. Sin embargo, desde hace unos diez o doce años, ya no sube prácticamente nadie a esa hora. Todo lo que se hace es a la tarde”. Pese a todo, el ambiente de las ferias sigue siendo muy bueno, siempre y cuando aguante el tiempo.