La querida tradición de Ordizia
Desde el año 1509 las parejas casadas en el año bailan en el día de los Santaneros de Ordizia. Ayer, siete parejas más pasaron a formar parte de la Cofradía de Santa Ana y, aunque la lluvia amenazó, disfrutaron de su gran día.
Ya en el año 1509 en Ordizia las parejas que se habían casado durante ese mismo año celebraban el día de los Santaneros; un evento con gran carácter festivo que a día de hoy sigue celebrándose con éxito. Una tradición que hasta le quita el puesto de antigüedad a la conocida feria de los miércoles de la localidad, que data oficialmente del año 1512.
El baile de los Santaneros ha ido pasando de generación en generación y siempre se celebra el 27 de julio. Un acto que, sin duda, es muy especial para los y las ordiziarras. El ser nacido en Ordizia y el haberse casado durante ese año son los requisitos para poder participar en los Santaneros.
Ayer por la mañana siete parejas aceptaron pasar a ser miembros de la Cofradía de Santa Ana, firmando en el grueso libro y antiguo que ha recogido año tras años las firmas de los casados desde el 1792. Antes había dos tomos más antiguos, en los que se apreciaban los primeros Santaneros de la historia, pero se quemaron en un incendio y ya no hay rastro de ellos. En cambio, en este libro todavía hay sitio para muchas más ediciones y está abierto para recibir a más Santaneros.
De esta manera, para las 9.30 ya estaban los recién casados dispuestos a comenzar con el protocolo. De la mano de Ana Madrazo y su madre Mari Carmen Zubeldia, las mujeres se pusieron las mantillas tan típicas. “Llevo 27 años poniéndoselos, desde el año en que me casé. Entonces nos ayudamos unas a las otras, y el año siguiente me dijeron si les ayudaría yo y al final año tras año realizo esa labor”, destacó la hija sin quitar el ojo de las mantillas y poniendo las agujas necesarias para que se mantuviesen intactas durante todo el baile.
Después de repasar varias veces los bailes, tomar varias fotos y firmar en el libro, todos se fueron a misa a la Iglesia, y poco después tomaron de nuevo rumbo al ayuntamiento.
El aurresku Gorka Argaiz fue el primero en desfilar hacia la plaza mayor, mientras que le seguían sus compañeros Xiker Esnal, Jon Álvarez, Antton Sodupe, Oscar Sánchez, Ignacio Morros y el atzesku Mikel Marotias. Mientras tanto, las mujeres Ana Etxarri, Natale Sanz, Aitziber Arrugaeta, Idoia Ezeizabarrena, Judith Mondejar, Cristina Cacho e Irune Rayuela esperaban en el balcón del ayuntamiento. Después de los bailes del aurresku y del atzesku, además del desafío de ambos, dos de ellos fueron hasta los bajos del ayuntamiento a buscar a la primera dama, Royuela. Arropada por ellos le bailó el aurresku, y lo mismo pasó con Etxarri, que le bailó el atzesku. Después todos entraron en la plaza, que se encontraba llena de gente, y Argaiz y Marotias realizaron el último desafío y ya todos bailaron el fandango y el arin-arin.
Después, y aunque la lluvia amenazó con aguar la fiesta, realizaron el típico paseo entre las calles hasta llegar al bar Martínez. Para entonces el lunch ya estaba preparado, pero antes de comer algo tuvieron que volver a bailar delante de muchos curiosos que no quisieron perder la ocasión de verlos bailar por última vez. Después fueron de nuevo al ayuntamiento y le bailaron el agurra al alcalde Adur Ezenarro.
Ya sin menos nervios, Argaiz y Marotias destacaron que tenían “muy claro” que iban a participar en el día de los Santaneros y se mostraron contentos con el resultado. Son muchos a los que les hace especial ilusión. Por ejemplo, Cacho es de Ordizia, pero vive con Morros en Valladolid. “Desde siempre he querido salir a bailar en los Santaneros. La verdad es que no sé si había otra opción”, recalcó Cacho entre cómplices sonrisas con su marido.
Para las 13.00 todos estaban en el ayuntamiento, ya que también era el día de las cuadrillas. La plaza estaba llena de gente que se resguardaba de la lluvia y enfrente los Santaneros, dispuestos a echar el txupinazo y continuar con el último día de fiestas.
Cabe destacar que todos los participantes suelen ir a clases de baile de la mano de AmetsBide, y que los miembros del grupo de baile les ayudan a todos mientras que están bailando, dándoles indicaciones para que no fallen y para que, sobre todo, disfruten del día tan especial dejando atrás los nervios.