Ubicada en el oeste de Senegal, en el Delta del Saloum, extensa área de marismas, manglares y canales con cerca de 200 pequeñas islas, se encuentra Dionewar, una aldea de expertos pescadores que se siente muy cercana a Bergara. Esta comunidad rural ha sellado su amistad con la localidad de Debagoiena gracias a la labor que desde hace siete años ejerce Ndank Ndank Elkartea. Desde entonces, varias son las actuaciones que se han materializado en este país del África Occidental, pero la asociación bergararra ha querido dar un paso más y este verano se ha embarcado en una nueva iniciativa: la puesta en marcha de un programa de convivencia y cooperación que ha reclutado a una treintena de debagoiendarras, que visitarán el continente africano del 4 al 18 de agosto.

“El motivo que nos ha llevado a enfrascarnos en este proyecto no es otro que el de consolidar los lazos que ya unen a Dionewar y Debagoiena. Queremos seguir avanzando en la interculturalidad, mediante un programa que más allá de dar a conocer una realidad, la de este pueblo senegalés, promoverá la convivencia, el compartir”, explica la fundadora de Ndank Ndank, Eli Domínguez.

Nora Pedrejón y su marido Asier Arrieta, Garazi Azkarate, Ane Ortueta, Antton Martínez, Raúl Sánchez, Ainhoa Aspiazu y Mikel Lasa son ocho de las y los cooperantes que partirán rumbo a Senegal dentro de diez días. Bergararras, arrasatearras y elgetarras -entre ellos tres familias- con distintos perfiles, desde profesores, enfermeras y educadores infantiles, hasta un fotógrafo y un ingeniero electrónico, ayudarán a fortalecer las relaciones con el país africano, además de poner su granito de arena en las acciones de cooperación que tienen puesto el foco en la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes.

Eli se muestra “encantada” con la acogida que ha tenido el programa, al igual que su pareja, Mamadou Sarr, presidente de la asociación. Ambos vivirán también la experiencia en primera persona, acompañados de sus dos hijos. “Es una iniciativa nueva para nosotros y, por ese lado, tengo que confesar que estoy un poco expectante. Me hace mucha ilusión este proyecto; nos va a permitir abordar la interculturalidad de un modo activo”, manifiesta Mamadou, que llegó a Bergara en 2008.

Nacido en Dionewar, como la mayoría de sus compatriotas afincados en la villa mahonera, este senegalés asegura que en el pueblo donde vino al mundo les esperan “con los brazos abiertos”. “Ndank Ndank les ha abierto una puerta a la esperanza, a salir hacia adelante a pesar de las dificultades y necesidades; valoran mucho lo que se está haciendo desde Bergara y alrededores”, destaca.

unas vacaciones diferentes Los 31 participantes del programa, adultos y niños, volarán al país africano por turnos, el 4 y 5 de agosto. Serán unas vacaciones diferentes. “Me enteré por Eli, y aunque al principio no me lo planteé, acabamos animándonos. Nos gusta viajar”, cuenta Nora Pedrejón, que se ha enfrascado en esta “aventurilla” junto con su marido y sus hijos de seis y cuatro años. Estos últimos, aunque todavía “no son conscientes” de las vivencias que les esperan, “nos han dicho que no quieren comer arroz y pescado todos los días”, indica Nora en un tono anecdótico.

La arrasatearra de 27 años, Ane Ortueta, tenía en mente viajar “a algún sitio” con su amiga Amaia, compañera de trabajo de Garazi Azkarate, así que cuando les hicieron llegar desde Ndank Ndank la propuesta no dudaron en enrolarse en ella. “Tomé la decisión sin pensármelo demasiado”, añade Garazi. Esta monitora de Txatxilpurdi Elkartea en las ludotecas de Arrasate está convencida de que va a ser una gran experiencia “a nivel personal”. De ella disfrutará el también monitor Antton Martínez, que hará sonar en Senegal un instrumento fundamental en la cultura vasca: la txalaparta.

“Probar algo distinto”, como señala Raúl Sánchez, viajar y conocer “otra cultura y realidad” son algunas de las razones que han motivado la participación de estos debagoiendarras en el proyecto que capitanea la asociación que echó a andar oficialmente el 4 de noviembre de 2011. “Somos de la cuadrilla y como este año nos coincidían las vacaciones, decidimos vivir la experiencia”, apuntan al unísono Ainhoa Aspiazu y Mikel Lasa.

Durante dos semanas, y alojados con familias senegalesas y en un campamento de casas típicas de la zona (el programa incluye el hospedaje y la comida), estos cooperantes colaborarán, por ejemplo, en la construcción de una segunda aula para la escuela infantil, donde se reúnen unos 70 niños de dos a seis años. Se organizarán, asimismo, actividades de ocio para los más pequeños, así como talleres interculturales que harán de la música, la gastronomía, el deporte y otras manifestaciones el vehículo de unión entre Senegal y Euskal Herria.

“Será una oportunidad para establecer relaciones directas, ver otra manera de vivir y entender el mundo, y enriquecerse de ello. Es una comunidad con gran riqueza étnica, religiosa y lingüística; donde se ayudan los unos a los otros, se respetan y conviven”, recalca Eli, que ha podido comprobarlo de primera mano en Dionewar.

educación y sanidad En su trayectoria, el colectivo sin ánimo de lucro Ndank Ndank -significa poco a poco en el idioma wolof-, se ha implicado en proyectos de cooperación en materia educativa y sanitaria encaminados a cubrir las necesidades de la población senegalesa. Con las ayudas recabadas han contribuido a reformar aulas de Primaria, a construir baños, proteger todo el espacio de la escuela con un muro, acondicionar una zona destinada para una biblioteca, dotar al centro de agua potable (se está trabajando en ello), habilitar una carpa para jugar resguardados del calor? Mientras, desde su sede en Bergara, han promovido la interculturalidad entre vascos y senegaleses que se “encuentran aquí”, a través de un buen puñado de iniciativas. “Siempre hemos recibido una muy buena respuesta de la ciudadanía, de los colegios y de empresas que han hecho aportaciones económicas y materiales”, recuerda Mamadou.

Con empeño se consiguen logros. Y otra muestra de ello es que 25 jóvenes de Dionewar, con pocos recursos, dispondrán el próximo curso de una casa en Dakar para alojarse y realizar sus estudios en la universidad, que se costeará con la subvención concedida por el Consistorio bergararra.

Ndank Ndank ha estrechado lazos de cooperación y desarrollo en Senegal, un país que abraza allá donde se va.