conceptos. Sobre estas líneas, algunas de las imágenes creadas por Ayestaran para distintos periódicos sobre qué tipo de animales pueden entrar en los restaurantes, la infidelidad, el precio de la vivienda y las inversiones a corto y largo plazo.

donostia - Desde un estudio de la Parte Vieja de Donostia se puede llenar de imágenes numerosas páginas de prensa de todo el mundo. Ilustraciones para periódicos como el New York Times o para una galería de Bolonia que reflota una película clásica son algunos de los trabajos que salen de la mano y la mente de Iker Ayestaran, el protagonista del Txoko de la Ilustración de la casa de cultura de Aiete, hasta el 15 de septiembre. Este espacio que da valor a los que usan el lápiz, el pincel y los rotuladores se reserva este verano para este donostiarra nacido en Hernani, de 43 años, que siempre supo el dibujo era lo suyo.

¿Qué le parece la idea del Rincón del Ilustrador, por el que han pasado más de 25 profesionales del arte gráfico?

-Me gusta. Es un espacio pequeño pero muy interesante. Además, me gusta exponer en el mismo sitio donde lo han hecho otros ilustradores que admiro, como Asun Balzola o Elena Odriozola, ambas donostiarras. Donostia ha sido cuna de muchos ilustradores desde hace tiempo. Rafael Munoa, fue La Codorniz, es uno de ellos.

¿Cómo llegó al mundo de la ilustración?

-Tras estudiar en Jakintza y Barandiaran Lizeoa fui a la escuela de diseño que había en la calle Iztueta. Allí fue donde escuché por primera vez la palabra ilustración, porque antes solo había oído hablar de dibujo. En ese centro tuve que escoger entre la rama de interiores, la industrial y el diseño gráfico, donde se aprendía a hacer imágenes corporativas, maquetación? Me decanté por esa rama y una cosa llevó a la otra.

Ha trabajado para numerosos periódicos tanto internacionales como del Estado. ¿Cómo ha llegado hasta ahí?

-Estuve un año en una agencia de publicidad en Igara y hacia 2002 empecé con portadas de libros. Tres años después me inicié en el trabajo de prensa. Cogía unas cuantas ilustraciones y las mandaba al director de arte de distintos periódicos. Algunos me respondían y otros no. Poco a poco fui haciendo dibujos para las secciones de política, de economía y de opinión. Para mí, la prensa ha sido mi escuela de ilustración. He trabajado para Público, El Correo, La Vanguardia, El Comercio, de Perú, y La Nación de Argentina, que tenía el suplemento cultural Ideas, y otros. Tenía que dar una respuesta conceptual a las ideas que me proponían y tenía que trabajar con cuestiones intangibles, que no se pueden fotografiar. Entonces es cuando empiezo a aprender a ilustrar. En el diario Público contrataron una serie de ilustradores muy buenos. Había mucha libertad creativa y era una maravilla trabajar con Enric Jardí. Este y otros diseñadores me influyeron mucho. Empecé a valorar el mensaje por encima del acabado a pesar de tener tiempo para hacerlo, que no siempre es así.

¿Qué es lo principal en una ilustración?

-Ahora trato de trabajar el mensaje. Hago más bocetos que antes para ver cuál muestra mejor el mensaje, porque hace falta crear una imagen que llame la atención e invite a leer el texto. Es algo así como el titular. Es una interpretación de la idea, lo mismo que si se crea una portada de libro.

¿Y cómo llegó su aportación a diarios tan renombrados como el ‘New York Times’, el ‘Washington Post’, ‘The Guardian’, ‘The Economist’...?

-Cuando llegó la crisis, que afectó mucho a la prensa, tuve la suerte de que me ofrecieran participar en un libro de ilustradores. Después, una agencia norteamericana me propuso estar representado allí. En Norteamérica es bastante normal trabajar para una agencia aunque vivas en cualquier sitio del mundo. Te encargan una imagen para un artículo, presentas los bocetos, se selecciona? En la prensa estatal sigo trabajando pero no al ritmo de antes.

También ha creado obras para películas y para marcas comerciales.

-Sí. Por ejemplo, he hecho el cartel de la película El ladrón de bicicletas, un cinta del realismo italiano del 1948. Creé una interpretación del cartel para una agencia inglesa, me compraron los derechos de la imagen y vendieron serigrafías firmadas. Ahora han restaurado la película y seleccionaron mi imagen para la versión restaurada. Yo estoy feliz porque me encanta esa película. También hice el cartel de Loreak. Para marcas comerciales he hecho logotipos, por ejemplo, para la marca de cerveza Estrella Galicia.

¿Con qué dibuja, a lápiz, con ordenador?

-Primero con lápiz, luego lo escaneo y lo termino en ordenador. Tengo la manía de usar la intensidad H de lápiz, que es gris claro, no se marca tanto y luego se puede intensificar la línea.

¿Cómo es la vida de un ilustrador?

-Primero llevo a las niñas a la ikastola y después me encierro en mi estudio de la Parte Vieja. Trabajar a distancia por Internet, en mi caso, tiene lo bueno de que todo va por escrito y no hay dudas. Te encargan el dibujo, tienes una fecha para entregar los bocetos y tras una selección hago el dibujo final. Se trabaja con tiempo. Es muy diferente de lo que se hace aquí. Me ha pasado que me llamen para una ilustración sobre un tema de opinión a la una del mediodía y tenerlo que entregar a las siete de la tarde y eso es trabajar a la carrera. En los periódicos de América llevan tiempo de adelanto y está todo pautado. Supongo que habrán pasado muchas cosas para llegar a trabajar así, pero es mucho mejor.

¿Tiene todos los dibujos guardados?

-Sí. En la época que hacía mucho para prensa compraba los periódicos y tenía muchos almacenados. Además tengo muchos discos duros llenos de ilustraciones. He llegado a dibujar hasta 200 ilustraciones al año.

Los personajes de sus dibujos tiene un estilo años 50. ¿Por qué?

-Me salen así. Son un poco como de serie policíaca, como de Jacques Tati (el realizador que creó el personaje de la película Mi tío). Me gusta el cine policíaco y se nota en los personajes.

Si le dijera que dentro de cuatro horas me tiene que entregar un dibujo sobre Donostia en verano ¿qué haría?

-Primero me pasaría dos horas pensando. Luego la ejecución podría ser rápida o no pero lo que quiero es transmitir un mensaje, que comunique y que sea bonito.

¿El de ilustrador es un trabajo solitario?

-Sí, pero tengo relación con otros. Aunque es verdad que aquí la ilustración se asocia más a los cuentos. Hay muchas mujeres dedicadas a ello. Por otra parte, muchas personas creen que ser ilustrador es hacer viñetas, como chistes, pero no

¿También tiene tiempo para la escultura?

-Sí, elijo las maderas, hago el dibujo, me la cortan en un taller y luego hago la serigrafía y el pulido. Me gusta. De hecho, eligieron unas esculturas mías para la cadena de moda Cortefiel.