bergara- Fomentar la interculturalidad entre vascos y senegaleses, además de llevar a cabo proyectos de cooperación al desarrollo en Senegal, concretamente en los ámbitos sanitario y educativo. Con estos objetivos echó a andar, oficialmente el 4 de noviembre de 2011, Ndank ndank Elkartea. En estos más de siete años de recorrido varias son las actuaciones que han visto la luz en el país del África Occidental, gracias al esfuerzo e ilusión del grupo de amigos que se embarcó en la aventura de constituir un colectivo que ha tendido puentes entre Bergara y la localidad pesquera de Dionewar, de donde proceden la mayoría de los senegaleses afincados en la villa mahonera, entre ellos el presidente de la asociación Mamadou Sarr. De cara al verano han puesto en pie un programa de convivencia y cooperación en el que “hemos hecho una gran apuesta; nos hemos reactivado”, según explica la fundadora de Ndank ndank y, a su vez, pareja de Mamadou, Eli Domínguez (en la fotografía, el matrimonio con sus dos hijos).
¿Qué les ha llevado a promover un proyecto de convivencia y cooperación en el pueblo de Dionewar?
-La idea era dar un paso más en la interculturalidad. El programa tiene como finalidad dar a conocer una realidad, en este caso la de Dionewar, sensibilizar, convivir y compartir. Será una oportunidad para establecer relaciones directas, ver otra manera de vivir y entender el mundo, y enriquecerse de ello. Estamos encantados con la respuesta. En un principio la participación se abrió a 15 personas, pero finalmente viajaremos 25, entre ellas dos familias con hijos de entre cuatro y 12 años. La mayoría son bergareses y cuatro arrasatearras; de muy diversos perfiles, hay músicos, profesores, educadores sociales, un fotógrafo, un ingeniero electrónico, una enfermera...
La estancia en África tendrá lugar del 4 al 18 de agosto. ¿Cuáles son las actividades que han programado?
-Por un lado, colaboraremos con el proyecto para construir una segunda aula de Educación Infantil, colocar una carpa en la escuela y mejorar las infraestructuras del ambulatorio. Y, por otro, dinamizaremos actividades de ocio para unos 60 niños, junto con talleres interculturales; será una oportunidad para fusionar la música, gastronomía y artesanía senegalesa con nuestra cultura. Desde una óptica más turística conoceremos Dionewar y su entorno natural. Cada asistente asume el coste del vuelo hasta Dakar y la aportación de 150 euros para cubrir el seguro, alguna noche de alojamiento en un hotel y el traslado a Dionewar. El hospedaje durante la estancia (en casas de senegaleses) y la comida se incluyen dentro del programa.
Durante estos meses previos se ofrecerán sesiones de formación.
-Así es. De formación y sensibilización para que el grupo vaya preparándose y la adaptación en Senegal sea más adecuada. A la vuelta queremos difundir la experiencia y sus aportaciones en Debagoiena y también darla a conocer en los centros escolares. Una de nuestras ideas es que las propias escuelas creen material sobre Euskal Herria para que las niñas y los niños senegaleses lo trabajen allí. Por otro lado, y aunque esperamos recibir una subvención por parte del Consistorio de Bergara, al igual que en otras ocasiones en las que hemos concurrido a la convocatoria municipal de ayudas a la cooperación, queremos impulsar distintas acciones para apoyar la financiación del programa, mediante la venta de artículos, la organización de una tómbola solidaria con premio seguro en fiestas...
¿Qué cree que les puede aportar esta experiencia a las personas que han decidido sumarse a ella?
-Les va a dejar huella y les provocará una profunda reflexión. Cambiarán esa idea preconcebida que nos ha vendido la televisión sobre África, porque palparán su riqueza y se enriquecerán con ella. Siempre nos quedamos con lo que les falta, las necesidades que tiene la población, que son muchas y desde la asociación trabajamos para ayudarles poniendo nuestro granito de arena, pero, al mismo tiempo, hay que decir lo que tienen. Los participantes van a conocer a una comunidad con una gran riqueza étnica, religiosa y lingüística, cómo se ayudan los unos a los otros, cómo se respetan y conviven.
En estos años de andadura, ¿qué proyectos se han capitaneado desde Ndank ndank Elkartea?
-En Bergara y alrededores hemos tomado parte en iniciativas interculturales, en fiestas, charlas, talleres de música en los centros escolares, actividades en el tiempo de ocio? En Dianowar, por su parte, hemos colaborado en la reforma de tres aulas de Primaria y la construcción de baños, además de proteger todo el espacio con un muro, acondicionar un campo de baloncesto y una zona destinada para una biblioteca. En estos momentos, el objetivo es habilitar un aula nueva para Infantil, porque 70 niños de entre dos y seis años comparten el mismo espacio. Se está trabajando para llevar el agua potable a todas las escuelas y la empresa Zetabi de Bergara nos está diseñando la carpa que se colocará en la escuela de Primaria para que jueguen resguardados del calor. Asimismo, queremos apoyar a los jóvenes universitarios que carecen de recursos económicos para que puedan ir a Dakar a estudiar.
¿Cómo es el apoyo de Bergara a las campañas que impulsan?
-Siempre hemos recibido una muy buena respuesta de los bergareses. También hemos tenido ayudas económicas de empresas como Fagor Ederlan, Erreka u Orona. Nuestra idea es ampliar la red de voluntarios para incrementar la colaboración.