Errenteria - Jantziaren Zentroa de Errenteria inauguró recientemente en su planta baja la exposición Recuperando el lino, que se podrá visitar los fines de semana y festivos hasta el próximo 2 de junio. La entrada es gratuita. La muestra es el resultado del trabajo de investigación y experimentación de Aran Garmendia Rekalde, baserritarra de Errenteria y miembro de la asociación Mundu bat ereiten.

La exposición se divide en dos partes: en una se puede ver el proceso del lino desde que es una planta hasta convertirse en lienzo, y las herramientas utilizadas para ello. En la otra se muestra el resultado del lienzo de lino en vestuario.

El diseño tradicional es trabajo de la artesana duranguesa Olga Uribe, que trabaja el bajo y alto lino. En 2009 empezó su investigación sobre el tejido tradicional vasco. Actualmente está especializada en realizar reproducciones de este tipo de tejidos antiguos. Por otro lado, el diseño moderno es obra de Oihane Pardo, del proyecto Amarenak. Son tres piezas, un kaiku en lino de Lapurdi, y un vestido y kimono con bordados, copias digitales de los bordados que se hacían para el arreo de las mujeres casaderas. El proyecto Amarenak diseña y crea prendas y elementos modernos partiendo de patrones y diseños originales.

Junto con la exposición de Jantziaren Zentroa se han organizado talleres para poder conocer y experimentar todo el proceso del lino.

El próximo tendrá lugar el 1 de junio para conocer el proceso de puertas adentro tras recoger la cosecha. A cambio de tres euros en Jan-tziaren Zentroa, se podrá restrelar, hilar y tejer. Para poder participar hay que inscribirse con antelación, escribiendo un email a jantziarenzentroa@errenteria.eus o llamando al teléfono 600 081 906

A mediados de este mes se llevó a cabo otro taller en el que Aran Garmendia enseñó a plantar lino. El taller se llevó a cabo en la plaza Lehendakari Agirre, donde se ubicó durante décadas la antigua fábrica de lino de Errenteria.

En los talleres se explica que el lino se siembra dos veces al año. La cosecha de invierno se planta por San Lino, hacia el 23 de septiembre, y se recoge hacia mayo. La segunda siembra es en primavera, la planta florece antes y se recolecta en junio.

Tras la cosecha llega el enriado, un proceso de fermentación que permite la extracción y separación de la fibra y el tallo. Tras restrelar, se hila en la rueca o huso, y finalmente se teje en el telar.

En los siglos XVI y XVII la única salida del lino era la textil. Hoy en día tiene diferentes usos, en cirugía el hilo de lino es el más apreciado para coser puntos ya que produce menos infecciones y en el mundo del surf, hay empresas que están cambiando la fibra de carbono de las tablas por fibra de lino, tablas con menos vibración y más ligeras.

En la muestra se explica que el ser humano comenzó a plantar lino en el Neolítico, tras dejar su vida nómada y convertirse en agricultor. En Euskal Herria alcanzó su esplendor en los siglos XVI y XVII, uniéndose a la industria ballenera y del metal.

Para las mujeres, especialmente las solteras, el mundo del lino y la producción de lienzos era una posibilidad de ganarse la vida de forma digna. Cuando las niñas cumplían once o doce años, junto con la primera menstruación, recibían un terreno para que plantaran lino. Con el lienzo que obtenían tras todo el proceso, confeccionaban su arreo de bodas. Era costumbre que las mujeres del pueblo se reunieran al atardecer en grupo, en diferentes caseríos, para hilar durante unas horas. Era el momento de la tertulia, y de ponerse al día. Los hombres tenían prohibida la entrada a dichas reuniones femeninas.