Fue en 1994 cuando una docena de jóvenes -la menor tenía 14 años y el mayor no superaba los 18- se lanzaron a la aventura de crear una coral. Fruto de aquel empeño vio la luz Oñatiko Ganbara abesbatza, una agrupación que 25 años después ha sabido labrarse su propio camino, conquistar al público y hacerse con el reconocimiento de los de dentro y fuera de casa. Reinventándose sin perder su esencia. Ahora ha llegado el momento de celebrar este cuarto de siglo de andadura. Conciertos y la publicación de un disco acompañado de un libro son los ingredientes del aniversario, que también incluye una gira por tierras argentinas. En noviembre el enérgico coro cruzará el charco para convertirse una vez más en el embajador de Oñati. Con la música por bandera. Cantando.

Oihana Díaz, Naiara Urizar, Edurne Usandizaga y Xabi Bikuña son las cuatro voces más veteranas. Vivieron en primera persona el alumbramiento de Ganbara y sus primeros pasos. “Cantábamos en el coro de Txantxiku ikastola con Loli Ordoki y por mediación de esta pasamos a formar parte de Oñati abesbatza. Éramos los jóvenes de la formación. Llegó el momento en el que Gorka Cueva cursó estudios de dirección y propuso la idea de constituir una coral, que aunque en su primer trámite administrativo aparece con el nombre de Poxpolin, se dio a conocer como Oñatiko Ganbara Gazte abesbatza (con el tiempo desapareció gazte)”, relata Oihana que por entonces tenía 14 años.

Este grupo de adolescentes inquietos estaba sobrado de ganas para impulsar un proyecto “acorde a nuestra edad, que nos permitiera hacer cosas distintas e, incluso, crear nuestro propio programa”, comentan al unísono Naiara, Edurne y Xabi.

Los comienzos no fueron sencillos. No en vano, hasta que se hicieron con un espacio propio para ensayar anduvieron de un lado para otro. “Al principio nos reuníamos en el sótano de la kultur etxea, en el espacio que utilizaban los talleres de cerámica”, explica Oihana. Pero no fue el único lugar donde empezaron a trabajar sus voces. “Durante los recreos solíamos ir a casa de Gorka a cantar”, explica Naiara. También estuvieron de prestado en el último piso de los Agustinos (en las salas que ocupó el centro de salud) y en la sede de la musika eskola. “Cuando esta última se mudó a su ubicación actual nos vimos de un día para otro sin un lugar de ensayos; los txistularis de Aita Madina taldea nos dejaron compartir su local antes de pasar a ocupar la que sigue siendo nuestra base de operaciones en el antiguo parvulario de Errekalde”, cuenta Aitor Biain que ingresó en la coral a los cuatro años de su fundación.

“En los inicios no apostaron por nosotros. Era un proyecto arriesgado, una docena de jóvenes al frente de una iniciativa que en aquella época sonaba demasiado innovadora en Oñati. La gente no entendía nuestra pasión por la música, nos costó hacernos con el reconocimiento del pueblo e institucional”, admiten.

No echaron la toalla. Al contrario, se fueron creciendo frente a las adversidades. “Era tal nuestro empeño que los domingos por la tarde cantábamos en la calle”, apunta Edurne. Y no solo eso. Ensayaban a horas y días atípicos -mantienen esta costumbre-: los viernes a partir de las 22.00 y los domingos después de comer.

“Durante los primeros años nos llamaban el coro fantasma en Gipuzkoa; oían hablar de nosotros pero no nos conocían”, recuerda Xabi. Lograron darle la vuelta a base de mucho empeño. Hoy es el día en que Oñatiko Ganbara abesbatza ocupa un merecido espacio en el panorama coral vasco.

palmarés a base de concursos En todo este tiempo Ganbara se ha distinguido por los concursos que han engrosado su palmarés. Desde que en 2004 recogió el primer premio en la localidad alicantina de Cocentaina, la lluvia de reconocimientos ha sido constante. Han dado la campanada en Torrevieja, Villa de Avilés, Ejea de los Caballeros?, además de en los prestigiosos certámenes europeos de Maribor (Eslovenia), Spittal (Austria), Arezzo (Italia), Tours (Francia) y Debrecen (Hungría), de los que han regresado con galardones bajo el brazo.

La sonoridad del coro, la acertada elección del repertorio o la labor del director son algunas de las cualidades que la crítica ha destacado sobre Ganbara. “Los certámenes son un aliciente; un reto personal a la vez que grupal. Nos han dado, sobre todo, reconocimiento; nos hemos hecho un hueco en los palmarés europeos, y hemos podido conocer a mucha gente y disfrutar de diferentes culturas”, detallan Edurne y Aitor.

Todos los concursos, de un modo u otro, han dejado un reguero de anécdotas en la historia de la coral oñatiarra. “El viaje a Cocentaina empezó con mal pie. Estábamos todavía por Eskoriatza y el autobús se averió. Tuvimos que esperar una hora hasta que vino otro a buscarnos; si nos ves a oscuras pasando los bártulos de un autocar a otro... El contratiempo pasó a un segundo plano cuando regresamos a casa con premio”, rememora Oihana, mientras intercambia un gesto de complicidad con sus compañeros.

25 años dan para mucho. “Hemos apostado siempre por la calidad musical, por abordar proyectos ambiciosos, dar a conocer la música vasca y presentar nuevos repertorios y puestas en escena. Y todo ello disfrutando. Creo que la superación día a día ha sido una de las señas de identidad del coro, así como crecer aprendiendo”, recalca Aitor, que lleva la batuta de la agrupación desde 2009, una función que primero desempeñó Gorka Cueva y después Esteban Urzelai.

Otro de los logros que ha cosechado la laureada coral, que en estos momentos aglutina a más de treinta cantores -recibirían encantados a más voces masculinas-, es el haber dado a luz a una cantera de voces juveniles e infantiles que mueven a más de un centenar de chavales.

“Tampoco podemos olvidar en este recorrido a personas como Loli Ordoki que nos despertó las ganas de cantar y el apoyo incondicional de nuestros padres”, subraya Oihana.

“muy potente” El 2019 es un año de celebraciones y de seguir caminando con “ilusión y ganas” para “abordar nuevos retos”. “Estamos en un momento muy potente; el mejor de mi etapa como director”, afirma Aitor.

Un cuarto de siglo sin perder el rumbo. En carrera ascendente. Las puertas de esta gran familia de coralistas están abiertas.

Debagoiena

algunos momentos en imágenes. Fotos que inmortalizan distintos episodios de los primeros 25 años de historia protagonizados por Oñatiko Ganbara abesbatza, desde sus inicios hasta épocas posteriores en las que la coral ha afrontado numerosos proyectos en forma de concursos y actuaciones de todo tipo. Fotos: Oñatiko Ganbara abesbatza.